lunes, 4 de septiembre de 2017

GODS OF SILENCE “Neverland”


(ROAR! Rock Of Angels Records)
Surgidos de la escisión que se produjo dentro de la banda suiza Kirk tras el cambio de vocalista en su seno y rebautizados como Gods Of Silence el pasado año 2016, nos encontramos con esta banda apadrinada por el genio de los controles Dennis Ward y que en estos días da a luz su primera obra discográfica. Bajo el título de “Neverland” presentan una colección de elaboradas composiciones con el metal sinfónico como base enriquecido por elementos progresivos, cuidando instrumentación y melodías vocales, aunque con un resultado final que, si bien es más que correcto técnicamente, acaba por hacérseme algo monótono sonándome todo demasiado parecido.
Seguramente esa linealidad viene dada en buena parte por el excesivo protagonismo de los teclados de Bruno Berger, comiéndose por momentos buena parte del resto de los instrumentos, aunque también resalta la poderosa pegada del batería Philipp Eichenberger, quedando las guitarras de Sammy Lasagni más discretas junto al bajo de Daniel Pfister. Por su parte el cantante Gilberto Meléndez cumple desenvolviéndose en unos registros propios del power metal melódico sin destacar especialmente por nada pero resultando bastante eficiente.
Comienza el disco tras una evocadora intro orquestada con la atemperada “Army Of Liars” con la voz de Meléndez áspera y dramatizada acompañada de coreos guerreros dotados de un ligero barniz lírico que sofoca su machacón golpeo de batería y las incisivas teclas neoclásicas que acaban resultándome algo cargantes. En clave más sinfónica y melódica aparece seguidamente “Against The Wall” con unos precisos arreglos orquestales  y unos básicos arreglos de guitarra dejando que brillen las partes vocales más ligeras, densificándose luego en la más pesada y profunda “Neverland” marcada por sus redobles creciendo en ritmo e intensidad recordando a los primeros Stratovarius por sus sonidos de teclados y por sus ataques vocales.
Sigue presente la sombra de los fineses en la esotérica “Full Moon” una de las que más me han convencido por la rotundidad y solidez de su base rítmica redondeada con un teatral solo de guitarra a lo Savatage siendo el corte donde más resalta la labor de Lasagni. Se acelera el ritmo con “Phoenix” dotada de un atmosférico toque progresivo rodeando su rotunda percusión y sus marcados riffs, bajando la velocidad en otra de las destacadas, la inquietante “Demons”, que va creciendo en ritmo e intensidad sobre unas cuidadas melodías de guitarra a lo Queensryche acompañadas de unos suaves detalles de cuerda por debajo.
Menos atractivas me han resultado “Wonderful Years”, power metal estándar con toques sinfónicos que no me dice gran cosa, o la más guerrera “Alone” que a pesar de dejar entrever un buen trabajo compositivo no acaba de romper quedando demasiado densa y sombría. Sube de nuevo el ritmo y la pegada en “You Mean Nothing More To Me” mejorando algo sobre todo por la aportación vocal de Gilberto pero con unas líneas instrumentales algo melancólicas que no me convencen demasiado, haciéndolo en mayor grado con la final “All My Life” que con su estribillo claro y algo lírico llama más la atención dentro un melódico y atormentado sonido bastante logrado.
Final que sube un poco sobre la media de un disco correcto, con momentos de cierto brillo, pero que en conjunto para mi gusto no aporta demasiado dentro de su género.
Mariano Palomo

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