(ROAR! Rock Of Angels Records)
Surgidos de la escisión que se
produjo dentro de la banda suiza Kirk
tras el cambio de vocalista en su seno y rebautizados como Gods Of Silence el pasado año 2016, nos encontramos con esta banda
apadrinada por el genio de los controles Dennis
Ward y que en estos días da a luz su primera obra discográfica. Bajo el
título de “Neverland” presentan una colección
de elaboradas composiciones con el metal sinfónico como base enriquecido por
elementos progresivos, cuidando instrumentación y melodías vocales, aunque con
un resultado final que, si bien es más que correcto técnicamente, acaba por hacérseme
algo monótono sonándome todo demasiado parecido.
Seguramente esa linealidad viene
dada en buena parte por el excesivo protagonismo de los teclados de Bruno Berger, comiéndose por momentos
buena parte del resto de los instrumentos, aunque también resalta la poderosa
pegada del batería Philipp Eichenberger,
quedando las guitarras de Sammy Lasagni
más discretas junto al bajo de Daniel
Pfister. Por su parte el cantante Gilberto
Meléndez cumple desenvolviéndose en unos registros propios del power metal
melódico sin destacar especialmente por nada pero resultando bastante eficiente.
Comienza el disco tras una
evocadora intro orquestada con la atemperada “Army Of Liars” con la voz de Meléndez áspera y dramatizada
acompañada de coreos guerreros dotados de un ligero barniz lírico que sofoca su
machacón golpeo de batería y las incisivas teclas neoclásicas que acaban
resultándome algo cargantes. En clave más sinfónica y melódica aparece
seguidamente “Against The Wall” con unos precisos arreglos orquestales y unos básicos arreglos de guitarra dejando
que brillen las partes vocales más ligeras, densificándose luego en la más
pesada y profunda “Neverland” marcada por sus redobles creciendo en ritmo e
intensidad recordando a los primeros Stratovarius
por sus sonidos de teclados y por sus ataques vocales.
Sigue presente la sombra de los
fineses en la esotérica “Full Moon” una de las que más me han convencido por la
rotundidad y solidez de su base rítmica redondeada con un teatral solo de
guitarra a lo Savatage siendo el
corte donde más resalta la labor de Lasagni.
Se acelera el ritmo con “Phoenix” dotada de un atmosférico toque progresivo
rodeando su rotunda percusión y sus marcados riffs, bajando la velocidad en
otra de las destacadas, la inquietante “Demons”, que va creciendo en ritmo e
intensidad sobre unas cuidadas melodías de guitarra a lo Queensryche acompañadas de unos suaves detalles de cuerda por
debajo.
Menos atractivas me han resultado
“Wonderful Years”, power metal estándar con toques sinfónicos que no me dice
gran cosa, o la más guerrera “Alone” que a pesar de dejar entrever un buen
trabajo compositivo no acaba de romper quedando demasiado densa y sombría. Sube
de nuevo el ritmo y la pegada en “You Mean Nothing More To Me” mejorando algo
sobre todo por la aportación vocal de Gilberto
pero con unas líneas instrumentales algo melancólicas que no me convencen
demasiado, haciéndolo en mayor grado con la final “All My Life” que con su
estribillo claro y algo lírico llama más la atención dentro un melódico y
atormentado sonido bastante logrado.
Final que sube un poco sobre la
media de un disco correcto, con momentos de cierto brillo, pero que en conjunto
para mi gusto no aporta demasiado dentro de su género.
Mariano Palomo
No hay comentarios:
Publicar un comentario