(Frontiers Music)
Desde que Ten aparecieron en la escena británica a mediados de los noventa
con su exquisita ópera prima llamando la atención de los fans de los sonidos
melódicos, la banda liderada por el vocalista Gary Hughes ha ido avanzando en su trayectoria musical con
irregular resultado, alternando fases realmente brillantes y fructíferas con
otras más grises y estériles, variando su sonido añadiendo elementos más duros
y progresivos respecto al A.O.R. más clásico que ofrecía en sus inicios.
Todo esto siendo capaces de crear
un sonido reconocible, sobre todo por el particular timbre de voz de su
frontman, único miembro del grupo, además del guitarrista John Halliwell, que participa en todos sus discos. Ambos han ido
variando de compañeros de viaje en estas dos décadas, habiendo estabilizado la
formación en los últimos años siendo este “Gothica”
el tercer trabajo consecutivo en el que repiten los mismos integrantes, además
del productor Dennis Ward que ya se
hace cargo de dicha tarea desde el álbum “Stormwarning”
(2011).
Dicho lo cual, este nuevo disco
me resulta bastante interesante, pero a la vez algo desconcertante, ya que por
un lado parece querer continuar con la línea marcada por sus predecesores “Heresy and Creed” (2012), “Albion” (2014) e “Isla de Muerta” (2015), ofreciendo momentos épicos y misteriosos,
e incluso más oscuros de lo que suelen acostumbrar. Pero por otra parte hay
temas en los que nos recuerdan a sus inicios más melódicos e ingenuos.
Eso sí, todo suena a Ten, y en general suena muy bien, se
nota la mano de Ward y la presencia
de tres guitarristas, Dann Rosingana,
Steve Grocott y el citado Halliwell, dotando de una amplia
variedad de matices a las composiciones perfectamente sustentadas en la base
rítmica que forman el repescado bajista Steve
McKenna que volvió a la banda en 2012, y el competente batería Max Yates. Se completa la alineación
con el teclista Darrel Treece-Birch
que también deja buenos detalles a lo largo del disco.
Un disco que se abre con una
extensa pieza marca de la casa como es “The Grail” corte de temática medieval
reflejada en su elaborado y asequible sonido en el que sus potentes melodías de
guitarra se mezclan con épicos aportes de teclados para acompañar la personal
voz de Hughes con esos tonos graves
y recitantes entre los que se desenvuelve habitualmente. Cambio de onda tras un
misterioso comienzo en la hard melódica “Jeckyll and Hyde” corte sencillo y
resultón con una pegadiza melodía en su estribillo y guitarras con un punto vacilón
que la hace entrar con facilidad, pasando a terrenos más sinfónicos con el evocador
medio tiempo “Travellers” donde destaca la profundidad de sus voces y sus
cuidados arreglos envolviendo de melodía unos punzantes riffs que aportan la
carga de fuerza necesaria.
Vuelven los aires medievales con
el suave comienzo de “A Man For All Seasons” que se ve sobresaltado con la
rotunda irrupción de guitarras y batería para ir oscilando en su desarrollo
entre momentos relajados, otros sinfónicos y épicos, e incluso teatrales,
recordando en cierta medida a sus paisanos Magnum.
Nuevo cambio de sonido con uno de mis temas favoritos del disco “In My Dreams”,
hard-A.O.R. lleno de preciosas melodías con unas buenísimas voces dentro de un
alegre ritmo con un punto romántico y optimista recordando a sus comienzos,
solo de guitarra incluido a lo Vinny
Burns.
Se relaja el ritmo de nuevo con
el melancólico comienzo de “The Wild King Of Winter” que rompe potente con
elementos progresivos, guitarras duras y teclas sinfónicas creando de un sonido
desafiante entre el que sobresale su claro estribillo, como sucede pero en
clave baladística en “Paragon” envolvente, suave, triste, con un bonito piano
acompañando la expresiva y profunda voz de Hughes,
tornándose mucho más viva y alegre en la circense “Welcome to The Freak Show”
que con su aire festivo y desenfadado resulta de lo más entretenida resaltando
su crujiente y melódico sonido de guitarras a lo Leppard.
En el tramo final vuelven los
redobles y las guitarras guerreras, un poco a lo Dare, en el inicio de “La Luna Dra-Cu-La” que resulta de lo más
curiosa y pegadiza con su quedón estribillo marcando sus sílabas, de hecho ha
sido elegida como primer single por la compañía, siendo de las más recordables
también por sus buenas guitarras. Unas guitarras que se suavizan para dejar una
vez más que la voz y el piano ocupen el primer plano en la romántica balada
“Into Darkness” arrullando con unos agradables coros y un preciosista solo de
guitarra, aunque algo emborronada ligeramente por unos punzantes riffs que me
resultan algo fuera de lugar.
Bonito cierre para un disco que
en conjunto me parece más que notable de una banda como Ten que en los últimos años parece ir recuperando buenas
sensaciones.
Mariano Palomo
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