(Frontiers Music)
Parece que los angelinos L.A. Guns están viviendo una segunda
juventud, de nuevo con sus dos máximas figuras al frente Philip Lewis a la voz y Tracii
Guns a la guitarra, para seguir pateándose los escenarios de medio Mundo
con unas energías renovadas como queda reflejado en este directo registrado en
la pasada edición del Frontiers Rock Festival de Milán. Un disco en vivo en el
que la pareja principal, acompañada por el guitarrista Michael Grant, el bajista Johnny
Martin y el batería Shane Fitzgibbon,
se centra sobre todo en los temas con los que reinaron en el sleazy americano a
finales de los ochenta con especial presencia de sus dos primeras entregas,
comenzando de forma abrasiva con “No Mercy” que sigue sonando igual de macarra
y cruda, con ese ritmo frenético que rompe en uno de sus estribillos más
directos y pegadizos con la aguardentosa voz de Lewis en todo lo alto.
Con todo sonando lo
suficientemente claro para no desvirtuar su suciedad intrínseca siguen dando
caña con la barriobajera “Electric Gypsy” donde las voces quedan algo bajas
entre la poderosa tormenta de riffs de Guns
y Grant pero sin perder nada de descarada
pegada glam rockera, pasando a terrenos más heavies con la rápida “Killing
Machine” en la que se deja notar la pulsación de bajo de Martin, siendo la única rescatada de su cuarto trabajo “Vicious Circle” (1991) tras el que
comenzaron su decadencia.
Se ponen algo pesaditos con un
solo lleno de distorsión y sin excesivo sentido para preludiar la oscura “Over
The Edge” que supone un cierto corte de rollo, recuperándose inmediatamente la
caña con la arrastrada “Sex Action” que sigue siendo una de las apuestas más
fiables del grupo con su adictivo y sucio estribillo sonando más heavy que de
costumbre en esta ocasión, como paso previo a “Speed” único tema nuevo del
último disco en estudio “The Missing
Piece” (2017) que descerrajan a toda velocidad pasándonos por encima a
golpe de incendiarias guitarras y potente estribillo.
Vuelta a los clásicos con “One
More Reason” que comienza intrigante de nuevo con el bajo muy marcado y que aunque
cumple no les queda todo lo redonda que sería deseable, mejorando sensiblemente
con la divertida “Kiss My Love Goodbye” que nos hace mover el culo con su ritmo
vacilón y su pegadizo estribillo de puro sleazy, para oscurecerse después con “Don’t
Look Me That Way” tema menor con un arpegio reiterado sin mucha gracia dentro
un sonido alternativo que no aporta demasiado para mi gusto.
Llegamos al último tercio del
disco con la hechizante y sinuosa “Malaria” densa y arrastrada pero con un
misterioso encanto en sus guitarras y voces que parecen convencer a un público
que reclama y vitorea al grupo que retoma el pulso sleazy con “Never Enough”
sobre unas afiladas y versátiles guitarras que destacan junto a la clara y
poderosa interpretación de Lewis a
la voz, para desaparecer después dejando paso a la instrumental “Jelly Jam” que
baja el ritmo con una descarnada sucesión de acordes atormentados y riffs
descarnados ejecutados con notable acierto por la pareja de hachas de la banda.
El cierre viene con dos de los
temas más representativos del segundo trabajo del grupo, “Cocked & Loaded” (1989), la tormentosa “The Ballad Of Jane” con
Lewis mostrando un muy buen nivel ayudado por sus compañeros y por un entregado
público que corea su estribillo dentro de un electrificante ambiente con Tracii dejando clara muestra de su
clase, para terminar de rematar la faena con callejera “Rip and Tear” haciendo
que la audiencia coree y palmee sobre su áspero y clarísimo estribillo.
Buen cierre para un más que
entretenido directo, con algún que otro altibajo, en el que se refleja la buena
forma que parecen atravesar estos clásicos del hard sleazy.
Mariano Palomo
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