martes, 13 de febrero de 2018

RICK SPRINGFIELD “The Snake King”


(Frontiers Music)

Sorprendente nueva entrega del australiano Rick Springfield que en este “The Snake King” nos muestra una desconocida faceta como blues man para ofrecernos una docena de composiciones enraizadas en la tradición de la música americana. Si bien no todo el disco es puramente blues rock, sus cortes destilan esa esencia con guiños al country o al rock melódico más habituales en la discografía de Springfield.

Así el tema que da apertura al disco, “In The Land of the Blind” puede recordar a grupos clásicos como America por sus suaves armonías vocales y acústicas, con unas bonitas melodías entre el A.O.R. y el country más asequible. Inmediatamente después entre de lleno en el blues divertido y luminoso con “The Devil That You Know” con unos coros femeninos y unas armónicas llenas de rollo, dejando mayor protagonismo para unas incisivas guitarras en la más cañera “Little Demon” entrelazándose con unas bunas aportaciones de sonidos de viento y orgánicos dentro un ritmo entrecortado envuelto de trabajados arreglos instrumentales.

Vuelve la esencia totalmente blues con “Judas Tree”, armónica, guitarra, voz arrastrada, ritmo atemperado, todo ello con mucho sentimiento y nivel dentro de su sencillez dejando además un muy buen solo de guitarra. Se mantiene la intensidad en la más dinámica “Jesus Was an Atheist” que perfectamente podría pertenecer a la cosecha de Bonamassa o Johnny Lang, bajando luego una marcha con la polvorienta “The Snake King” marcado por unos buenos sonidos slide y una acertada percusión.

Aparecen elementos cercanos al góspel en la resultona “God Don’t Care”, palmas, slide y coros acompañando la desgarrada interpretación vocal de Springfield, que sigue brillando en la espiritual “The Voodoo House” en la que el dobro marca su sonido junto a unas competentes voces en segundo plano, aumentando el octanaje con “Sucide Manifesto” blues del Delta de ritmo vivo con las guitarras rodeadas de armónicas y sonidos orgánicos.

Baja el pistón con “Blues for the Disillusioned” que con ese título no puede ser otra cosa que una melancólica pieza tan agradable como plana al estilo Dylan más cansino, mejorando notablemente hasta el final con “Santa Is an Anagram” un festivo rock and roll a lo Chuck Berry, y con la extensa “Orpheus In The Underworld” diez minutos de acogedor country blues, con exhibición de armónica incluida, barnizado de bonitos teclados y acústicas.

Un buen disco, que además de sorprender creo que cumple sobradamente, aportando mayor riqueza estilística a la dilatada trayectoria de su autor, resultándome bastante interesante.

Mariano Palomo

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