jueves, 7 de septiembre de 2017

GIZMODROME “Gizmodrome”


(Ear Music)

Realmente curiosa y original la propuesta de estos cuatro señores que bajo la no menos original denominación de Gizmodrome han dado a luz a una docena de eclécticas composiciones que ahora ponen a disposición del público. Con la figura de Stewart Copeland ex batería de The Police como principal reclamo, haciéndose también cargo de la mayoría de las voces en esta ocasión, acompañado por bajista y también cantante Mark King conocido por su labor al frente de la banda de pop Level 42 con la que obtuvo cierto éxito en los 80’s, y por los menos conocidos pero con amplio recorrido en la escena progresiva Adrian Blew (ex King Crimson, Bowie, Zappa) a la guitarra y Vittorio Cosma (ex PFM) a los teclados.

Entre los cuatro han creado un difícilmente calificable disco, arriesgado en su sonido que en general se podría denominar como “Prog Pop”, pero en el que se dan cita elementos étnicos, funk, blues, rock, jazz o reggae, con lo que el resultado es de todo menos homogéneo, con pocas concesiones a la comercialidad a pesar de la base pop de bastantes melodías vocales, y con momentos ciertamente difíciles de descifrar.

Comienzan de forma festiva con la animada “Zombies In The Mail” de aires caribeños en sus arreglos dentro de unas melodías alegres con el bajo muy marcado junto a los golpes de batería acompañados de acertados arreglos de viento junto a los sonidos más progresivos de guitarra, para empezar no está mal. Más experimental y compleja resulta “Over My Head” de ritmo cortado con la voz de Copeland engolada hasta llegar a un claro estribillo coreado entre sonidos opacos con toques electrónicos y progresivos.

Tras la marcianada anterior atacan con la simpática “Man In The Mountain” a ritmo de atemperado reaggae resaltando sus voces y sus teclados orgánicos marcando la diferencia dentro de su suave instrumentación, también tiene lo suyo lo de meter algún relinche de caballo entre medias. Siguen en modo lento y pesadito con “Summer’s Coming” igualmente suave con cierto cuerpo pero con muy poquita gracia, muy monótona, mejorando algo en clave más sinfónico-progresiva con “Sweet Angels (Rule The World)” que crece en su estribillo junto al bajo marcadísimo de King desembocando un cargante solo jazzie de Belew.

Continúan tirando de efecto megáfono en la humorada “Amaka Pipa” una extravaganza progresiva con toques africanos con unas guitarras que acaban resultando algo estridentes salvadas por algunos sonidos de órgano, aclarándose y suavizándose ligeramente en la más envolvente “Strange Things Happen” con las melodías de voz y guitarra cercanas a los Police de Copeland resultando bastante agradable, volviendo a la versión más marciana con la intimista “Ride Your Life”, con la extrañamente atractiva “Zubatta Cheve” mezclando ritmos étnicos, guitarras progresivas, y partes en italiano haciendo honor a Milán como lugar de gestación de esta obra, y con la no menos rarita “Spin This”, con unas voces indígenas que parecen sacadas de una danza ritual dentro de una base progresiva desparramándose al final.

Para el final dejan dos de los cortes que más me han convencido, la sugerente “I Know Too Much” que comienza suave entre delicadas percusiones para ir creciendo intensa sobre unas buenas guitarras progresivas y un bajo de aires funkies consiguiendo un interesante resultado, al igual que en la instrumental “Stark Naked” desarrollándose entre bonitas melodías de guitarra más hard rockeras con llegada y profundidad junto a un piano jazzie y a un profundo bajo siendo un notable cierre para este inclasificable CD.

A algunos les parecerá una genialidad, a otros una rallada difícilmente digerible, lo que no hay duda es que talento y trabajo hay, otra cosa es que nos convenzan más o menos las canciones, por mi parte me quedo con el buen nivel instrumental y la originalidad de los temas, aunque diciéndome poco la voz de Copeland que evidentemente sigue tocando mejor la batería de lo que canta, y con algunos momentos excesivamente extraños para mi gusto. Desde luego el que espere un disco de The Police o algo parecido que se vaya olvidando.

Mariano Palomo

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