miércoles, 26 de julio de 2017

MORITZ “About Time Too”

(Shadows Of a Dream / Cargo Records)

Resulta curioso ver como algunas bandas de A.O.R., sobre todo británicas, que no tuvieron apenas repercusión cuando el género gozaba de un notable grado de popularidad, de unos años a esta parte parecen querer reclamara la atención que, unas más que otras, quizá hubieran merecido por su calidad. Este puede ser el caso de Moritz, una formación de culto del underground melódico londinense con apenas un EP publicado en 1987, tras el cual sufrieron una desbandada en su seno participando alguno de sus miembros en grupos con mediana repercusión como If Only o Samson.
Casi dos décadas después sus caminos volvieron a unirse y tras recuperar en un CD los temas de aquel EP junto con algunas demos inéditas, han facturado dos nuevos trabajos de notable nivel como “Undivided” (2010) y “SOS” (2013), a los que sucede este “About Time Too” que se pondrá en circulación en unas semanas.
Un trabajo que mejora con cada escucha, encerrando una calidad y un poso que resulta complicado encontrar en ciertas formaciones más actuales dentro de un estilo que no acaba de encontrar a los sucesores de las bandas que lo han hecho grande. No digo que Moritz vayan a serlo, pero desde luego con discos como este cumplen más que de sobra, con una base y sonido totalmente clásicos, cuidando al detalle las composiciones pero sin perderse en excesos compositivos, sonando compactos, elegantes y entretenidos.
Se abre el disco con la intro que le da título al son de las campanadas del Big Ben, enlazando de forma suave con la envolvente melodía de “One More Beautiful Day”, suave y acogedor tema de aires sinfónicos en los teclados del también bajista Ian Edwards rodeando las elegantes guitarras de Mike Nolan y Kenny Evans, que acompañan la sólida pegada del batería John Tonks y sobre todo la potente voz de Peter Scallan perfectamente secundada por unos buenos coros.
Se anima el ritmo con la optimista “To The Moon and Back”, A.O.R. UK de manual, guitarras y teclas equilibradas, gran melodía vocal, bonitos coros, estribillo claro y pegadizo, esencia melódica de las Islas en definitiva. Sigue la misma línea de fuerza y clase “Chance Of a Lifetime” con mayor presencia de las guitarras junto a unas grandes armonías vocales doblándose con mucho cuerpo, relajándose seguidamente en el sugerente medio tiempo “Dreamland” en la que el poderío vocal de Scallan resalta entre sus delicada instrumentación, al igual que en la apasionada balada “Forever Is” adornada de bonitos detalles acústicos y de un intenso solo de guitarra eléctrico.
Con “Take It On The Chin” muestran su vena más hard, un corte de marcada pegada, enérgica melodía vocal, incisivas guitarras y sinfónicos teclados orgánicos de aires setenteros a lo Uriah Heep que siguen teniendo protagonismo en la rítmicamente discontinua pero igualmente intensa “Run” que con su cadencioso sonido seduce entre evocadoras voces, poderosas guitarras y apasionados teclados.
Vuelta al A.O.R. alegre con “Love Long Gone” de buen ritmo, con fuerza y melodía en su instrumentación sustentando unas trabajadas voces que brillan con luz propia, atenuándose en la profunda “One Little World”, descarnada, interpretada con sentimiento y poderío, creciendo de su baladístico inicio de piano para entrar luego a saco con el resto de los instrumentos, pura pasión, como lo es la preciosa balada “You Don’t Know What Love Is”, con unos aires soul entrañables en sus orgánicas teclas y en su enorme melodía vocal con un Scallan tremendo una vez más, sin olvidarnos del fantástico trabajo de guitarra que se marcan, solo incluido, Nolan y Evans.
El cierre lo ponen en clave sinfónica la embaucadora intro “There’s Something Abbout” que se prolonga con la preciosista “Unwanted Man”, sinuosa en su desarrollo, misteriosa en su ambientación y vibrante en su detalles de percusión, teclados y guitarras doblándose con precisión y acierto entre sus amortiguados cambios de ritmo. Magnífico colofón para este gran disco que confirma la vuelta de Mortiz como una de las más destacadas dentro del rock melódico británico en los últimos años.

Mariano Palomo

WRAITH “Revelation”

(Ice Rain Records / Cargo Records)

Otra banda británica del underground hard rockero que volvió hace unos años tratando de recuperar el tiempo perdido fueron los desconocidos para mí hasta ahora Wraith. No sé cómo sonarían a finales de los ochenta cuando salieron o a mediados de los noventa cuando desaparecieron del mapa, pero ahora tras la escucha de este “Revelation” la verdad es que me han convencido bastante. Ofrecen un hard rock afilado y enérgico, con una clara influencia ochentera pero con un sonido bastante actual, por momentos me recuerdan a Crazy Lixx, otras veces a los primeros Dokken, o a los Ratt más cañeros, sobre todo por momentos por el timbre de voz de su cantante Ryan Coggin que de hecho, según parece, estuvo muy cerca de sustituir a Stephen Pearcy en algún momento dentro de la banda californiana.
La voz de Coggin llama la atención por su crudeza sin llegar a ser excesivamente agria, manteniendo unas buenas prestaciones melódicas, perfectamente apoyado en los coros por los más conocidos Steevi Jaimz (Tigertailz) y Tony Mills (Shy, TNT), y acompañado por el fundador de la banda Gregg Russell y por Dieter Schänzer que rasgan sus guitarras con energía y suciedad, pero también con clase y sentimiento cuando es preciso. En la base rítmica cumplen sin alardes el batería Jay Graham y el bajista Kim Nielsen.
Todos ellos han creado unos temas sin demasiadas pretensiones, directos, enérgicos, pero con un sonido lo suficientemente limpio y equilibrado como para no resultar embarullado, algo de lo que adolece muchos grupos de este tipo. Así abren con la motera “Lifeline” de incendiarias guitarras, voz nasal y potente pegada, macarreo de alto octanaje sleazy a lo L.A. Guns, marcado por su estribillo claro y sus arrogantes coreos.
Recuerdan más a los citados Crazy Lixx seguidamente con “Dream Steeler”, corte afilado de deje algo más heavy con unas tremendas guitarras pero muy melódico en su claro estribillo, como sucede en “Into The Fire” donde la voz más cazallera de Coggin y sus desafiantes riffs brillan dentro de una buena melodía pesada, oscureciéndose en “Under The Hammer”, tema de tempo medio asaeteado por un punzante solo, co-escrito por el gran Pete Way (UFO, Waysted) trasluciendo desgarro y atormentamiento aportando su experiencia también al bajo.
Continúan los sonidos sombríos en la lenta y descarnada “Leaving Me Again”, intensa en su interpretación vocal, con encanto en sus coros y expresiva en sus suaves guitarras, retomando el ritmo más callejero y crudo con “No Respect” sucia, arrastrada, descarada, pero con la melodía presente entre sus matizados acordes de nuevo con Crazy Lixx como referentes, sonando más americanos después en la quedona “Invasion” con un riff poderoso rasgando su sinuosa melodía vocal que seduce sin necesidad de subir excesivamente de tono.
Llegamos al final tras una breve locución que nos lleva hasta “Human Eater” agresiva y rápida pieza de alto ritmo y distorsión más actual golpeando entre su reiterado y heavy estribillo resultando bastante pegadiza aunque algo simple, cerrando definitivamente con “Hunted” más elaborada con unos marcados cambios de ritmo desde un relajado inicio roto por unas saturadas guitarras casi industriales que luego se tornan delicadas en un meloso solo, mezclando arrogancia y suavidad todo ello cuidando la melodía creando un curioso contraste.
Buen disco, entretenido y con llegada, en el que además de las composiciones de los músicos cabe destacar el trabajo de los experimentados Neil Kernon, Mike Fraser y Andy Sneap en labores de producción, mezcla y masterización respectivamente, para redondear un sonido con una calidad por encima de la media de los grupos del género.

Mariano Palomo

martes, 25 de julio de 2017

MOTTO PERPETUO “Circus of Life”

(Fair Warning)

A primeros de año se ponía en circulación el segundo trabajo de los catalanes Motto Perpetuo. Un banda que comenzó a gestarse en los primeros años de este siglo XXI con un clara orientación power metalera que tras algunos cambios de formación han ido puliendo para ir evolucionando hacia un sonido muy melódico que, sin abandonar del todo esa esencia power, han ido enriqueciendo con matices y elementos que ahora vemos materializados en este “Circus Of Life”.
Un disco que me resulta bastante fresco y asequible, con interesantes cambios de ambientaciones, comenzando desde la épica melodía de “Hidden Heart”, donde empieza a destacar la potente y nítida voz de Mireia Farré  junto a unos acertados arreglos de teclados que le dan un toque sinfónico acompañando la potente guitarra de Jordi Fernández, fundador de la banda junto al batería José Torrent que forma pareja rítmica con el bajista Alex Blanco.
Continúa el deje sinfónico, pero aún más melódico y evocador, con “My Only Heroes” marcada por un delicioso estribillo que se queda entre las trabajadas guitarras helloweenescas de Jordi amortiguadas por unos preciosistas teclados, entrando luego en sonidos prácticamente A.O.R. en la atemperada “I Wanna Alive” con unas armonías vocales dobladas con gusto entre unas acertadas guitarras hard melódicas, como sucede en la original “Immortal Wings”, donde las melodías de voz de Mireia, y sus suaves teclados contrastan con unas enérgicas aportaciones instrumentales y con una segunda voz masculina más áspera.
Más pegada en los parches de José y en las cuerdas de Alex para marcar el ritmo de la expresiva “The Words I Din’t Told You” con las voces subiendo de tono más agudas y rasgándose por momentos dentro de una intensa propuesta coronada por otro buen solo de guitarra de Jordi en clave heavy metalera. Regresan a territorios power sinfónicos con la entrecortada “Summer Storm”, pieza elaborada con momentos líricos y poderosos creando una lograda ambientación con sus ataques de doble bombo y sus afiladas guitarras.
Siguen en clave lírica pero mucho más relajada en la melancólica “The Other Side”, con la voz de Mireia y el sonido de piano como principales activos acompañados por unos delicados arreglos de cuerda, una suave percusión y un sentido solo de guitarra lleno de fuerza, recuperando el ritmo sin salirse de la onda cercana a Nightwish con la teatral “Dreamer” resaltando los juegos de voces engoladas, crudas y melódicas alternando entre una cuidada instrumentación.
En la recta final sorprenden con “Fight On Fire” que comienza con unas afinaciones nu metaleras y unos sonidos electrónicos que van alternando con sonidos más curdos y melódicos dentro de una atmósfera futurista bastante curiosa, quedando para cerrar la elaborada “On The Edge” prog-power de marcada base rítmica, envolventes teclados y notables contrastes vocales con ligeros toques góticos.
Lo dicho, disco interesante, muy bien trabajado, variado y con un excelente sonido en el que la mano de David Palau se deja notar a la hora de producir, mezclar y masterizar, mostrando una vez más su enorme categoría y versatilidad.

Mariano Palomo

viernes, 21 de julio de 2017

BAD WAY “Live Laugh Love”

(Autoeditado)

Ocho largos años hemos tenido que esperar para poder volver a disfrutar de nuevos temas de los hard rockeros barceloneses Bad Way. La banda del vocalista Marc Vanway vuelve a la carga después de retomar la actividad el año pasado cuando se volvió a juntar con buena parte de la formación que grabó sus dos trabajos anteriores “From Hero To Zero” (2005) y “Dead Letters” (2009), Dabis al bajo, Alec a la guitarra rítmica, Skizo a la batería, y el nuevo guitarrista principal Paul Redwood. Cinco elementos que se reunieron para tocar otra vez en directo hace más de un año, empezando luego a componer y grabar bajo la supervisión del genial David Palau (Guru) el material que ahora podemos disfrutar en este EP de cinco temas.
Un disco que se pasa volando, dieciocho minutos que recogen lo mejor de la banda, energía, positividad, melodía, sentimiento, perfectamente reflejado en su título y todo ello con un muy buen sonido en el que seguro que Palau ha tenido mucho que ver, sonando más nítidos y algo más elaborados de lo que solían hacerlo, pero sin perder un gramo de fuerza y actitud.
Comenzando por la fiestera “Bad Way”, declaración de intenciones absoluta en clave hard sleazy de guitarras afiladas, ritmo contagioso, motivante estribillo doblado, suciedad justa y melodía precisa, para resultar tremendamente efectiva y pegadiza, perfecta para abrir.
Con más melodía pero igualmente potente aparece a continuación “Gotta Get Away” con un estribillo clarísimo golpeando poderoso, con Marc cantando con mucha fuerza y calidad engolando un poco su voz dándola un toque chulesco que liga perfectamente con el buen trabajo de guitarras de Alec y Paul.
Giro algo más actual en la intensa “Lady Lie”, cortada por unos riffs con peso entre una atractiva línea vocal a base de coros trabajados entre unos acertados cambios de timbre, arrogante y clara, con llegada y poderío.
Con el tema título “Live Laugh Love” nos muestran una cara más gamberra, con Marc de nuevo engolando su voz muy bien acompañado por unos buenísimos coreos que me recuerdan a los madrileños Tequila Sunrise, aunque con unas guitarras más pesadas de afinación noventera, pero todo dentro de un rollo positivo fantástico.
El cierre lo pone la romántica balada “Serenna”, una intensa pieza llena de calidez con Palau haciéndose cargo de la guitarra acústica y del piano brillando junto a la buenísima voz de Marc que se desgarra en algún momento rodeada por unos sugerentes coros a lo Leppard sobre el marcado bajo de Dabis y rematada por un apasionado solo de Paul.
Bonito cierre para un CD que nos devuelve a una de las bandas más interesantes del hard sleazy nacional, esperemos que esto sea sólo un aperitivo para lo que pueda venir de aquí en adelante.

Mariano Palomo

MR. BIG “Defying Gravity”

(Frontiers Music)

El súper grupo por excelencia del hard rock mundial sigue sumando títulos a su extensa discografía. Después de un más que interesante “…The Stories We Could Tell” (2014) Mr. Big vuelven con nuevo material en estudio con el que siguen mostrando su enorme talento y creatividad. Un disco este “Defying Gravity” técnicamente muy bueno, con el productor Kevin Elson de nuevo a los mandos, pero con resultado final menos directo y asequible que en sus participaciones anteriores en los tres primeros trabajos de la banda a finales de los ochenta y principios de los noventa rompiendo las listas de éxitos con temazos que han quedado para la historia.
Como decía el disco me resulta menos inmediato, echo en falta algo de frescura, más estribillos claros, pero en cualquier caso y a base de darle vueltas acaba por descubrirse la habitual genialidad de estos norteamericanos, siendo el guitarrista Paul Gilbert el que más protagonismo toma dejándose notar sobremanera, con un Billy Sheehan menos presente que de costumbre con su bajo, y con un Eric Martin que sigue cantando realmente bien, con ese timbre característico aportando poderío y melodía.
Caso aparte es el del batería Pat Torpey, diagnosticado de párkinson hace unos años, algo que le limita tremendamente a la hora de tocar, pero que sigue dentro del grupo aportando lo que puede tanto en estudio como en directo, gracias a la amistad y generosidad de sus compañeros, además de por su propia fuerza de voluntad. Dada esta triste circunstancia a mayoría del trabajo de batería ha sido eficientemente llevado a cabo Matt Starr que ya ha colaborado anteriormente con la banda.
Se abre el disco con “Open Your Eyes”, tema de inspiración Hendrix en su sonido de guitarra gordísimo, con mucho groove, dentro un ritmillo vacilón entrecortándose con un ligero deje funky donde el bajo se deja notar pero algo menos de lo que suele hacerlo en manos de Sheehan. Ese mismo sonido gordo y groovie lo encontramos curiosa “Everybody Needs Trouble” marcada por su sonido de caja y palmas con un guiño bluessy en su solo de guitarra, una referencia blues que aparece más remarcada en la original “Be Kind”, con un punto soul-crooner en sus melodías vocales llenas de encanto y cuerpo sobre los golpes de chaston que marcan su sensual ritmo, antes de volverse un poco locos en su parte final con un frenética exhibición de guitarra, bajo y batería marca de la casa a modo de mini jam.
También experimentan y “marcianenan” un poco en la técnica y melódica “Mean To Me” con unas escalas de guitarra y bajo muy marcadas con los dedos de Gilbert y Sheehan recorriendo sus mástiles con destreza, mientras Martin aporta su clase a la voz. Siguen mezclando sonidos y colores en la más relajada “Nothing At All” hard rock con toques funkies entre su batería a contratiempo envuelta de bonitas melodías vocales. Sigue el lucimiento de técnica instrumental con “1992”, guiada por un fraseo de guitarra que embauca junto sus tonalidades vocales, resultándome más floja y pesada “Forever and Back”, medio tiempo con cierto encanto pero con una instrumentación muy discreta.
Me resulta más atractiva la noventera en sus guitarras “She’s All Coming Back To Me Now” donde brillan sobre todo unas grandes armonías vocales de reminiscencias Beatles que le dan un tremendo cuerpo y calidez al tema. En una  onda distinta, igualmente convincente me ha parecido la ligera y optimista “Defying Gravity” en la que Gilbert nos deja unos adictivos acordes perfectamente encajados entre su ritmo vivo con una magnífica melodía rodeándolo.
Brillo y optimismo siguen presentes en la minimalista acústica “Damn I’m Love Again” con ligero aire country ingenuo y que sin ser la más brillante del disco es de las más asequibles, al igual que la también básicamente acústica a medio tiempo “Nothin’ Bad (‘bout Feelin’ Good)” con más cuerpo, con un cuidado trabajo de percusión, completada por unos bonitos detalles eléctricos y con unos buenos coreos rodeando su estribillo.
Resumiendo, un buen disco de Mr. Big, algo inferior para mi gusto a su anterior entrega, pero siempre con momentos y detalles más que notables. Ahora a esperar a noviembre para que vengan a presentarlo por aquí y volver a disfrutar una vez más de su directo.

Mariano Palomo

jueves, 20 de julio de 2017

LUISMA HERNANDEZ “Soldurios”

(Leyenda Records)

El bajista Luisma Hernández es uno de los músicos más trabajadores y queridos de nuestro país dentro de la escena hard & heavy, todavía no encontrado a nadie que hable mal de él, todo lo contrario. Siempre con una sonrisa en la boca, dispuesto a colaborar en mil y una aventuras que le han llevado a participar en proyectos que van desde el power metal en bandas como Arwen, pasando por el heavy metal de Santelmo, hasta el hard rock con Jorge Salán, por citar los más relevantes, sin olvidarnos de otros como Nagasaki o Time Symetry.
Ahora Luisma recoge lo sembrado en todos estos años de trayectoria pudiendo contar con un ingente número de colaboradores para sacar adelante este sueño en forma de CD que bajo el título de “Soldurios” ve la luz en estos días. Un buen puñado de figuras del rock duro español ponen su talento al servicio de unas composiciones variadas y versátiles, llenas de matices tanto instrumentales como vocales, creando un interesante conjunto que sin seguir ninguna temática concreta, no es un disco conceptual, reflejan el espíritu guerrero e inconformista de los guerreros cántabros de los que toma el nombre el disco, pero dejando sitio también a la sensibilidad y la ternura. Todo ello dentro de un sonido uniforme y dinámico en el que mucho habrá tenido que ver la labor de Javier Palomeque encargado de la grabación, mezcla y masterización del disco.
Un disco que empezamos a disfrutar con la evocadora Overtura instrumental orquestada “Anulindale” que nos lleva hasta la poderosa “Genio y Figura” pieza de power metal con toques sinfónicos en las que alternan con poderío las voces de Nacho Ruíz (Arwen, Santelmo, Perfect Smile) y de Elisa C. Martín (Dreamaker, Dark Moor, Fairyland) entre las afiladas guitarras de Fran Soler y los teclados de José Paz (Santelmo, Avalanch), con el sustento a la batería de Edu Brenes (Jorge Salán, Skunk DF).
Continúan en clave heavy y poderosa con “Sin Razón de Ser”, tema afilado y contestatario contra la guerra que en su ritmo y sonido me recuerda a los mejores Saratoga, mostrando un gran nivel a las voces Manuel Escudero (Santelmo, Medina Azahara, Sacramento) y Jesús Izko (Nudo, Dunedain), mientras que Javier Oliva (Beethoven R.) ofrece su versión más afilada a la guitarra, complementada perfectamente por los teclados de Elena Alvarez (Asfaltika, Noa), haciéndose cargo de la batería el siempre  competente Jaime Olivares (Ankhara, Santelmo).
Entran en terrenos progresivos con “El Talismán”, tema técnicamente complejo pero con mucha llegada con unas armonías vocales muy trabajadas, engoladas y teatrales por momentos donde las voces de Dave Rubio (Time Symetry), César Ortiz (Nocturnia) y Nata Martín (Casa de Fieras) se complementan con acierto entre los rifss y arabescos de Cecilio Sánchez-Robles (Ankhara, Tequila Sunrise), y los detalles de teclado de Elena Alonso (Third Dimension), una vez más con Edu Brenes dejando su sello a los tambores.
Pasamos al hard rock con “Tú” un tórrido y melódico corte en el que se alternan dos de las voces nacionales más brillantes del género, Ignacio Prieto (Eden Lost, Atlas) y Alberto García (Beethoven R.), creando una intensidad y desgarro espectaculares sobre el sólido ritmo atemperado que marcan Jaime Olivares y el propio Luisma que se luce con el bajo, al igual que Jorge Salán con su guitarra destilando sentimiento, completado todo con la guinda de los orgánicos teclados de Manuel Ibáñez (Medina Azahara).
Se acelera el ritmo volviendo al prog-power con “Vulnerables” donde la fuerza de las voces de Andy Martínez (Zero3iete) y Pacho Brea (Ankhara) resaltan sobre los ataques de percusión de Brenes, complementados por unas magníficas guitarras de Ix Valieri (Zero3iete, Angeles del Infierno) y unos no menos brillantes teclados de Javi Díez (Mago de Oz, Jorge Salán, Arwen). Después de esta avalancha momento más relajado para dejarnos llevar por los cantos de “Sirenas” en las susurrantes voces de Nata Martín, Irene Aumente y Araceli Ejarque que aparecen esporádicamente en segundo plano tras la evocadora instrumentación que proponen Luisma con su bajo, David Pérez (Regresión) a la guitarra, José Angel Jiménez al violín y Nacho Arriaga (Arwen, Monterrey, Showbiz) a la batería, además de los suaves arreglos orquestales de Jon Zapa.
Vuelve la caña power metalera con “Rival o Autómata” de cadencia pesada por momentos, acelerando en otros sobre la rotunda pegada de Jaime Olivares y las carreras por el mástil de José Rubio (Nova Era) y con los teclados de Ismael Filteau (Silver Fist, Universa, Cuatro Gatos) muy presentes marcando su melodía entre la que golpean con poderío y clase las voces de Isaac Palón (Universa, Viga) e Israel Ramos (Avalanch, Alquimia, Amadeus). Igualan en intensidad y expresividad seguidamente Gabi Boente (Saratoga, Force, Rainbow in the Black) y Miguel Rocha (Gauntlet) creando un dueto lleno de fuerza y desgarro en la desafiante “Macho Alfa”, con los teclados de Roberto P.C. y las guitarras de Jon Flykiller compartiendo protagonismo sobre la rotunda pegada del batería Juanjo Hernández.
Vamos llegando al final con el corte más entrañable del disco, una de mis debilidades, “Angel Dormido”, una preciosidad de balada acústica con letra de Benita Fernández, que bien podría ser una nana, en la que Luisma desarrolla su faceta menos conocida de cantante con un gusto y sentimiento enormes doblando su voz con la de la dulce Ana Casatejada, acompañados únicamente por los suaves acordes acústicos de la guitarra de Alberto Maroto (Showbiz, Dark Moor, Dreamaker), pura poesía.
El cierre lo pone el tema título “Soldurios”, ambientando perfectamente lo que podrían ser las batallas de aquellos guerreros norteños en tiempos del Imperio Romano a golpe de folk metal con aportaciones de instrumentos como la flauta a cargo de Fernando Ponce de León (Mago de Oz, Uroboros, Judith Mateo), la gaita de la mano de David Sánchez o el violín de Daniel Fuentes, todo ello barnizado con los arreglos orquestales de Jon Zapa y con los teclados de Rosalva Alonso (Arwen). La parte más heavy y poderosa la ponen el guitarrista Nacho de Carlos (Silver Fist, Ñu, Beethoven R.) y el batería Nacho Arriaga, amén de las voces de Marko Vrtovec (Nagaski) y de Oscar Sancho (Lujuria), más melódica la primera y más fiera la segunda creando un logrado contraste.
Supongo que Luisma estará satisfecho viendo el resultado después de tantas horas de dedicación y cariño, un señor disco que podría resumir sucintamente su carrera reflejando un talento y capacidad compositiva más que notables, consiguiendo homogeneizar el gran número de personalidades y sonidos que lo integran para lograr un atractivo conjunto final. No sabemos si tendrá continuidad con más entregas, pero de momento toca disfrutarlo y el gustazo ya se lo ha dado. Enhorabuena.

Mariano Palomo

miércoles, 19 de julio de 2017

RIVERDOGS “California”


(Frontiers Music)
Seis años después de su vuelta con el intranscendente “World Gone Mad”, la formación original de Riverdogs vuelve a la palestra con un trabajo como este “California” que mejora notablemente a su predecesor, acercándose al nivel de su segundo disco “Bones” (1993) y al de su gran debut homónimo de 1990 con el que sorprendieron teniendo como único miembro conocido en sus filas al guitarrista Vivian Campbell (Dio, Whitesnake, Def Leppard).
El hacha irlandés entró a formar parte de la banda en un principio como productor, pero finalmente se unió al batería Marc Danzeisen, al bajista Nick Brophy y al magnífico guitarrista y sobre todo cantante Rob Lamothe para convertirse en una banda de culto que llamaba la atención sobre todo por su buen gusto a la hora de mezclar hard melódico y blues haciéndolo asequible y de gran calidad.
En este nuevo disco se cumplen de nuevo estas premisas, con un excelente Lamothe derrochando pasión y energía tanto a la voz como a la guitarra formando una notable pareja con Campbell, algo que empezamos a comprobar en la directa “American Dream” hard rock con filo y llegada con un estribillo clarísimo coreado a base de “hey, hey, hey” quedando de lo más resultona dentro de su sencillez. Empiezan a explorar territorios blues con la atemperada “The Revolution Starts Tonight” con unos adecuados rasgueos acústicos acompañado unos afilados riffs y unas cálidas melodías vocales que lo envuelven todo con clase.
Profundizan aún más en clave blues con la tórrida “Something Inside” nítida, sensual, con un punto polvoriento en sus guitarras que le carga de esencia para que luzca la voz de Rob subiendo tonos sin estridencias, para caer luego algo en el medio tiempo “Golden Glow” melódico y agradable pero algo monótono para mi gusto a pesar de su sentido solo de guitarra. Una guitarra que sigue brillando en la hard rockera de comienzo inquietante “You’re Too Rock’n’Roll” que a pesar de no tener demasiado ritmo tiene un encanto especial por sus sonidos envolventes.
Igualmente intensa y envolvente resulta “The Heart Is a Mindless Bird”, que comienza suave y lenta con unos bonitos arreglos electroacústicos acompañando una cálida melodía vocal, acelerando en su parte final con un incendiario solo de guitarra lleno de energía, algo que encontramos también a continuación en la breve “Searching For a Signal” de ritmo alto amortiguado en su parte central por unos evocadores momentos antes de atacar de nuevo golpe de riff.
Otro de los momentos más intensos del disco lo encontramos en la hard blues “Welcome To The Disaster”, tórrida, profunda, expresiva, con pellizco en su atormentada interpretación tanto vocal como instrumental, rematando con un gran solo de guitarra todo sentimiento con la acústica acompañando por debajo. De aquí hasta el final el disco cae un poco y no me llega tanto, con temas como la cadenciosa “Ten Thousand Reasons” que me resulta sosa dentro de su onírica ambientación, animándose algo con “Catalina” sobre todo por su incisivo solo de guitarra, para cerrar con la relajada “I Don’t Know Anything” que siendo agradable a la escucha tampoco es de las más brillantes.
Un final algo menor que no desluce un notable conjunto que supongo que agradará a los fieles del grupo después de la pequeña decepción que supuso su anterior entrega.
Mariano Palomo