lunes, 29 de agosto de 2016

TARJA “The Shadow Self”


(Ear Music)
Desde que abandonó Nightwish, la señora Turunen intenta reorientar su carrera con, en mi opinión no demasiado acierto. Si ya me parecieron poco atractivos los últimos discos que grabó con la banda que le dio a conocer, los que ido sacando en solitario me han dejado bastante fríos, sin desmerecer su tremenda capacidad y técnica interpretativa, creo que Tarja se ha perdido en aventuras algo confusas y enrevesadas que no han conseguido terminar de llamar mi atención.
Un paso más dentro de este marasmo de lanzamientos es “The Shadow Self” el álbum con el que según parece la vocalista nórdica intenta volver a sus orígenes más cercanos al heavy metal y bueno, si por volver al heavy metal entandemos meter guitarras más distorsionadas y duras, pues vale, en cierto modo lo ha conseguido, pero desde luego su vena lírica sigue presente, algo que por otra parte es uno de sus rasgos característicos y que creo no debe perder, eso sí utilizándolo en su justa medida y sin empalagar tanto como suele hacerlo en ocasiones, buscando el equilibrio que tan buenos resultados le dio en sus inicios.
Así pues encaramos este nuevo disco de Tarja con cierta expectación y escepticismo encontrándonos con romántico y melancólico sonido de piano con el que arranca la inicial “Innocence” bonito corte a medio tiempo con importante carga lírica y dramática que va creciendo en ritmo e intensidad  envuelto de una ligera orquestación que se prolonga en un excesivo alarde de piano.
Cambio de tercio con la actual de base prog power metalera “Demons In You” de guitaras duras alternando con melodías vocales en las que participa Alissa White-Gluz (Arch Enemy) en las partes más rotundas y agrias, creando uno de los cortes que más me han convencido junto a la inquietante y preciosista “No Bitter End” en la que Tarja luce toda su clase dentro de un logrado contraste de bases poderosas y estribillo comercial, al igual que en la más típicamente lírica “Diva” creando una ambientación de película con su sólida orquestación.
A partir de aquí para mi gusto el disco empieza a decaer bastante y se acaba por aburrirme, si bien la lenta y envolvente “Love To Hate” ofrece buenos cambios de ambientación y cierta versatilidad instrumental, al igual que “Undertaker” con una lograda orquestación que resalta sobre su atemperada base power, o que la tétrica y dramatizada “Calling From the Wild” creciendo la interpretación vocal dentro de una rítmica más densa.
El resto pues no me dice demasiado, “Supremacy” me resulta machacona y pesada dentro de sus tonos medios, la acústica “The Living End” agradadle con cierto aire espiritual sin más, como sucede con la power melódica “Eagle Eye” subiendo bien en el estribillo y con la participación en tono narrativo del hermano de Tarja, Toni pero quedándose un poco a medias, llegando al cierre con la extraña “Too Many” que comienza suave y lírica de forma correcta dramatizándose en su desarrollo para alcanzar un frenético final maquinero tras un espacio en blanco de dos minutos.
Lo dicho, un disco más dentro de la trayectoria de una gran artista que para mí no termina de dar con la tecla tras alcanzar el éxito absoluto hace ya algunos años.
Mariano Palomo

SINSAENUM “Echoes of the tortured”


(Peccatum Records)

No es el death metal un género que aparezca habitualmente dentro de los contenidos de Alianza, de hecho en los casi dieciocho años de vida de nuestro medio creo nunca hemos reseñado un disco de este estilo, pero por una vez, y sin que sirva de precedente, vamos a hacerlo. La principal razón por la que no nos ocupamos de sonidos extremos que exceden al heavy metal (death metal, black metal, grindocre, hardcore, etc.) es porque a los que formamos el staff de Alianza ni nos atraen, ni acabamos de entenderlos, seguramente una cosa lleve a la otra, pero por supuesto los respetamos como a cualquier otro estilo dentro del rock y el metal.
Así que, como podréis imaginar no ha sido especialmente sencillo desgranar el contenido de un CD de black metal que, por otra parte, podría ser de lo más fácil de comentar, sencillamente sigue sin gustarme el black metal, pero al final el león no me ha parecido tan fiero como lo pintaban, y he descubierto elementos interesantes dentro de este “Echoes of the Tortured” de Sinsaenum. Un proyecto multinacional con el bajista, guitarrista y teclista Frederic Leclercq como único miembro del que tenía alguna referencia por formar parte de los acelerados powermetaleros británicos Dragonforce, y al que acompañan el batería Joey Jordison (ex Slipknot, Vimic), el guitarrista francés Stephane Buriez (Loudblast), su paisano también al bajo Heimoth (Seth) y los vocalistas Atilla Csihar (Mayhem, Sunno) y Sean Zatorosky (Chimaira).

Estos cinco elementos han dado forma a una obra oscura y terrorífica, pero no tan espesa y pesada como suele resultarme este estilo tan lejos de mis gustos, aquí podría aplicarse el chascarrillo de que cuanto más ilegible sea el logo del grupo más bruta y densa es su  música, y en este caso el nombre del grupo es bastante comprensible dentro de su logo y de una portada bastante tétrica pero no excesivamente sangrienta ni enrevesada.

El disco está presentado en un más que correcto digibook de dieciséis páginas incluyendo letras y alguna foto, desarrollando su contenido en veintiún cortes nada menos, de los que afortunadamente la mitad son intros breves que dan paso a los temas más desarrollados.

Sonidos guturales y arranques furiosos aparte, que no me dicen gran cosa, me ha llamado la atención el trabajo y la técnica que se observa en los elementos instrumentales, con unas guitarras tremendamente cuidadas y expresivas, con unas melodías de voz sometidas a la brutalidad de Atilla y Sean pero sin dejar de ser bastante entendibles y matizadas, y con una base rítmica disparándose por momentos para arrollar pero también marcando perfectamente ritmos y tempos creando inquietantes ambientaciones.

En cuanto a los temas, tras ponernos en situación con la misteriosa instrumental “Materialization” atacan de manera brutal con “Splendor and Angry” de pegada arrolladora que se tranquiliza un poco con un ligero cambio lento que se prolonga en el suave interludio “Excommunicare”, roto de manera machacona con la cavernosa y amenazante “Inberted Cross” en al que se dispara el bombo de la batería de Joey, redoblándose de forma siniestra seguidamente en la efímera “March” que enlaza con la destacable “Army of Chaos”, probablemente el corte que más me haya convencido por su oscura pero limpia propuesta dentro de un sonido más heavy con un estribillo claro y recordable, con cierto aire a los Lordi más rotundos, salvando las distancias.

Sigue la tralla después de la ambiental “Redemption” con “Dead Souls” pesada y densa con partes arrolladoras, para dar paso luego a “Lullaby” grave y melancólica pieza con recuerdos de caja de música  que precede a la atemperada “Final Curse” con menos velocidad inicial pero igualmente feroz por momentos con un técnico y agudo solo de guitarra incidiendo sobre su frenética pegada recordando a los Dragonforce de Leclercq aunque dentro de un contexto más oscuro, que se prolonga en la también relajada e inquietante en principio “Condemned to Suffer” que acelera sobre el doble bombo disparado con una crudeza y potencia más que notables.
La mística “Ritual” da pie a la brutal “Sacrifice”, otra de las destacadas por su poderío vocal con un aire guerrero sombrío y angustioso pero nítido acompañado de buenos detalles de guitarra, llegando de nuevo a los sonidos de caja de música  en “Dammnation” que a modo de interludio con toques orquestales nos lleva hasta la acelerada y agresiva “Forgotten One”, bajando de nuevo el ritmo con los melancólicos arreglos de cuerda de “Torment” antes de llegar a “Anfang Des Albtraumes” tema muy currado de puro death metal melódico, al menos como yo lo entiendo, con partes abrasivas y punzantes matizadas por una breve narración en una lengua creo que eslava y que ha sido elegido como primer single del disco.
Una vez pasada la prácticamente imperceptible “Mist” llegamos a la recta final con grave oscuridad del aterrador tema título “Echoes of the Tortured” en la que dentro de su frenético ritmo insertan un limpio solo de guitarra que arroja algo de luz, para seguir dando protagonismo a las seis cuerdas en la inquietante y densa “Emptiness” cerrando definitivamente con la rápida y técnica adornada de buenos matices “Gods of Hell” que bien pudiera servir como resumen del conjunto del disco. Un disco que sin ser “my cup of tea” como dirían los ingleses, he de reconocerle su valía y trabajo que seguramente sabrán apreciar en mayor grado los seguidores del death metal que espero disculpen mi ignorancia, y que no se acostumbren porque me ha costado lo suyo completar esta crítica.
Mariano Palomo