lunes, 11 de abril de 2016

THUNDER “All You Can Eat”


(Ear Music)
Una de las bandas más grandes del hard rock británico, para mí la más grande en activo, continua dando guerra a pesar de los numerosos amagos de retirada que ha protagonizado a lo largo de su amplia trayectoria desde que arrancaran a finales de los ochenta, con algún que otro parón que afortunadamente no ha sido definitivo. De hecho creo que Thunder pueden encontrarse en uno de sus mejores momentos creativos, después de sacar hace unos meses un pedazo de disco como “Wonder Days”, en mi opinión lo mejor que han hecho en estudio en muchos años sin que los anteriores fueran flojos ni mucho menos, ahora nos regalan otro lanzamiento presentado a modo de menú musical con tres platos a cual más sabroso.
Con el sugerente título de “All You Can Eat” nos invitan a un banquete que se abre a modo de entrante con una deliciosa selección con la mayoría de los temas que componen “Wonder Days” acompañados por una jugosa guarnición de versiones de clásicos setenteros, registrados todos ellos durante dos días en los RAK Studio 1 de Londres totalmente en directo sin cortes, ni sobreproducción con un excelente resultado final. Así podemos degustar exquisitos bocados como “Wonder Days” que destila nostálgica esencia blues rock con la melodía vocal de Daniel Bowes acariciando y creciendo sobre las guitarras, más distorsionadas que en la versión original, de Luke Morley y Peter Schoulder que sustituyó temporalmente a Ben Matthews convaleciente tras haberle sido extraído un tumor que felizmente ya es historia.
El hard rock dinámico de “The Thing I Want”, aunque con los coros más bajos que en su primigenia aparición, invita a movernos, al igual que “When The Music Played” con las guitarras algo amortiguadas con una segunda mitad más dura distinta de la original, mientras que con el medio tiempo “Black Water” rozan el blues-soul con unos bonitos coros capaces de embaucarnos pero recortando su solo de guitarra, que suena llena de delicadeza en la preciosa “Resurrection Day” junto a una enorme melodía vocal con un sublime Bowes.
Vuelve la fiesta con la obvia “I Love The Weekend” a ritmo de hard rock & roll divertido  y contagioso con las guitarras más sucillas, aclarándose y endureciéndose en onda zeppeliniana en la más pesada “Chasing Shadows” aligerada por sus buenos coros, volviendo a terrenos más blues con la polvorienta “Serpentine” de intenso ritmo medio.
Como decía antes la guarnición se sirve en forma de versiones, comenzando por la sugerente y luminosa revisión de “Be Good To Yourself” original de Andy Fraser, bajista de Free que también aparecen al final de este primer plato con un intenso recuerdo a su “The Stealer” mostrando una vez más la indisimulada pasión que siente la banda, y Bowes en particular, por todo lo que tenga que ver con Paul Rodgers. No menos apasionada resulta la versión que ofrecen de “The Rocker” de Thin Lizzy, con un rollo brutal sonando todos tremendos con especial mención para la base rítmica que forman Harry James a la batería y Chris Childs al bajo.
La cover de “Superstion” de Stevie Wonder resulta más rockera y menos funky pero también más relajada, con algo menos de groove y cuidando mucho las guitarras, siendo más fiel “Up Around The Bend” de Credence Clearwater Revival sonando tan entrañable y festiva como de costumbre manteniendo toda su esencia, completándose el primer volumen de la entrega con la más desconocida para el público hard rockero “I’m Down”, tema rockanrolero de los Beatles marcado por sus armonías vocales y sus guitarreos más cercanos a Status Quo que a los de Liverpool. Como entrante no ha estado nada mal.
El plato principal fue cocinado por los mismos chefs y servido en caliente, con el calor que da el directo, en este caso desde el O2 de Londres dentro del Brooklyn Bowl el 6 de noviembre de 2014. En este show se hizo una primera cata de algunos de los temas de ”Wonder Days” que, al a vista de la respuesta de los comensales resultó bastante satisfactoria. Así los afortunados que estuvieron presentes en el concierto londinense pudieron saborear por primera vez en vivo “The Thing I Want”, “Black Water”, “Wonder Days” y “Resurrection Day”, además de recordar el intenso sabor de clásicos como la adictiva “Backstreet Symphony”, la emotiva “Low Life In High Places” participando en los vaciles vocales propuestos por Bowes, al igual que en la desenfadada “The Devil Made Me Do It”, o en la tremendamente divertida “Stand Up” saltando al son marcado por la banda.
También hay hueco en set para las versiones, antes con  “Be Good To Yourself” y después con “The Rocker” y “Up Around The Bend”, todas ellas recibidas con agrado por unos fieles que parecen llegar al clímax con la inmensa “Love Walked In” uno de los medios tiempos más apasionados que se han escrito y que una vez más vuelve a resultar maravillosa, como la alargada interpretación de “Dirty Love”, la fiesta por definición, antes de cerrar definitivamente con otra extensa “Just Another Suicide” igualmente intensa y brillante con su sinuoso encanto electro-acústico.
Después de este atracón todavía nos queda el postre, que en forma de DVD documental nos muestra el proceso de elaboración del álbum “Wonder Days” recogiendo las impresiones de los miembros de la banda en su habitual tono distendido comentando desde el proceso de grabación y composición, hasta el sentido de los temas, sin olvidar el periodo de baja de Ben Mattheus que aparece completamente recuperado. Además por si esto fuera poco lo acompañan de una selección en directo de momentos filmados durante las sesiones del RAK Studio 1 y del concierto del Brooklyn Bowl, siete y seis temas respectivamente, y otros seis recogidos en el festival Loud Park de Tokio con una gran calidad de imagen y sonido, no es el típico bootleg que se clava muchas veces como cebo para que el fan irredento pique y se lleve a casa otro lanzamiento de relleno.
En este menú todo tiene fundamento, llena y deja más que satisfecho al que lo saborea, aunque sea en conserva. Ahora solo queda ir a por el bicarbonato y que nos lo sirvan fresco en alguno de nuestro restaurantes locales. Sabrosísimo.

Mariano Palomo

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