martes, 26 de abril de 2016

TREAT “Ghost of Graceland”


(Frontiers Music)
Los suecos Treat han sido desde hace más tres décadas uno de los referentes indispensables del hard melódico escandinavo, con sus idas y venidas, sus parones y sus apariciones poco afortunadas en directo en algún caso, pero sobre todo con un enrome talento compositivo e interpretativo mostrado en grado superlativo en cada uno de sus lanzamientos discográficos. Con estas idas y venidas por momentos ha resultado complicado seguir la trayectoria del grupo, más últimamente cuando parecían haber terminado su historia, pero afortunadamente parece que por ahora van a seguir en la brecha y que mejor manera de hacerlo que con un nuevo disco en la calle.
Un disco que tiene la difícil tarea de suceder a “Coup de Grace” una fantástica obra publicada hace seis años y con la que volvían a ofrecernos nuevo material después de un montón de tiempo, siempre con el guitarrista Anders Vikstrom al frente, y recuperando al vocalista original Robert Ernlund y con él la esencia del sonido de sus maravillosos discos primigenios.
Y una vez escuchado detenidamente este “Ghost Of Graceland” creo que podemos afirmar que pasa la prueba con nota, resultando por momentos menos directo de lo habitual, seguramente más “maduro” en palabras del propio Vikstrom, pero sin perder las señas de identidad básicas del sonido del grupo con un exquisito cuidado de las melodías pero con más peso en guitarras con unos ritmos algo más duros.
Algo que empezamos apreciar con el tema título dando apertura al CD con un aire melancólico al que no nos tienen acostumbrados dentro de un intrigante ritmo atemperado sobre unos teclados a modo de colchón entre los que se cuela un riff pesado que le da cierto dramatismo haciéndose algo fría para empezar pero que acaba ganando bastante con las escuchas.
Interesante vuelta de tuerca rítmica a continuación con “I Don’t Miss the Missery” con una base rítmica clásicamente hard con una entrada vocal y un riff que recuerda muchísimo a lo que están haciendo últimamente sus paisanos Europe creando un corte tan áspero como vibrante dulcificado por su melódico estribillo. Más melodía y ritmo siguiendo la misma línea en la evocadora “Better the Devil You Know” con un pegadizo fraseo de guitarra muy zeppelinesco y con una gran trabajo vocal más actualizado.
Se relejan con la envolvente “Do Your Own Stunts” adornada de unos suaves arreglos de cuerda que seducen junto a la embaucadora interpretación vocal de Ernlund que brilla sobre una sólida base con Pontus Egberg al bajo y Jamie Borger a la batería sosteniendo la pieza junto a los teclados de Patrick Appelgren. Unos teclados que sieguen presentes más dramatizados en las intensas “Endangered” y “House Of Fire” duras y melódicas perfectamente empastadas, unas canciones que precisan de varias escuchas para ser apreciadas plenamente pero que acaban por convencerme.
Por el contrario “Inferno” es de lo más directo y asequible del disco a pesar de su inicio lento rompiendo alegre y pegadiza marca de la casa, al igual que “Nonstop Madness” con las guitarras más punzantes pero con una tremenda carga melódica haciendo que llegue con fuerza en sus matices vocales y estribillo. Igualmente festiva y reconocible “Too Late To Die Young”, llena de poderío y melodía con mucho rollo incluyendo guiños en su letra a referencias clásicas del grupo como “Paper Tiger”, “Sole Survivor” o “Get You On The Run”.
Momentos más tranquilos en forma de medios tiempos como “Alien Earthlings” dotada de cierto sinfonismo en sus teclados y creciendo intensamente sobre su línea vocal, o “Everything to Everyone” más flojita y plana para cerrar después de sorprendernos con la balada “Together Alone” en la que toma el protagonismo con su profunda y personal voz Anders Vikstrom acompañado únicamente por el piano y unos delicados arreglos de cuerda quedando realmente bonita sin necesidad de meter guitarras.
Sorpresas y primeras impresiones aparte, creo que Treat se han vuelto a marcar otro señor disco que esperemos que sean capaces de defender dignamente en directo.
Mariano Palomo

SHIRAZ LANE “For Crying Out Loud”


(Frontiers Music)
El norte de Europa sigue siendo una fuente inagotable de interesantes bandas de hard rock y un ejemplo más son los fineses Shiraz Lane. Una joven formación compuesta por cinco veinteañeros que llevan un lustro pateándose la escena escandinava y que tras aparecer en algunos grandes festivales y después de publicar algún que otro single y EP ahora se lanzan con su primer larga duración. Un disco lleno de energía y actitud rockera, con mucho filo en sus guitarras y voces, y con una más que competente base rítmica, recordando inevitablemente a algunos grandes nombres del género como Skid Row, Guns n’ Roses o Steelheart, a estos últimos sobre todo por el agudo timbre de voz, algo histriónico por momentos, del cantante Hannes Kett.
Un Hannes que empieza a mostrar su poderío vocal en la cañera “Wake Up” que abre de forma enérgica sobre el cabalgante ritmo impuesto por el bajista Joel Alex y por la baterista Ana Willman entre el que inciden las guitarras de Jani Laine y Miki Kalske, siendo de las más heavies del disco y también de las más rotundamente pegadizas con su estribillo algo chillón. Igualmente dura y poderosa aparece “Mental Slavery” cortada por unos riffs sucios y macarras y por un estribillo muy agudo, recordando sobremanera a Skid Row, al igual que en menor medida con la más sombría “House of Cards” desprendiendo cierta angustia en su interpretación, que también se observa en la cadenciosa “Behind the 8-Ball” con las guitarras pesadas con un ligero regusto blues a lo Slash y con la voz de Hannes dramatizada a lo Matijevic.
Mucho más claras y animadas resultan “Momma’s Boy” con sus percusiones vacilonas y sus coros acompañando a unas punzantes guitarras en onda sleazy, como sucede en la descarada “Begging for Mercy” de lo más fresca con su contagioso estribillo y sus melodías pegadizas cercanas a las de gente como The Answer que también sirven de referencia para los gorgoritos vocales de la luminosa “M.L.N.W.” acrónimo de “Make Love No War” que repiten para marcarla junto un fraseo de guitarra pegadizo y reiterado.
No se alejan del sleazy pero en modo balada con “Same Ol Blues” muy bien tratada en sus melodías de voz con buenas subidas tonales y corales sobresaliendo sobre una cuidada instrumentación redondeada por un sentido solo de guitarra de Jani. Vuelven al modo festivo con la resultona “For Crying Out Loud” de aires más claramente escandinavos en sus voces y guitarras que siguen resaltando en la lenta “Bleeding” junto a la voz de Hannes en unos tonos medios suaves que van creciendo agudos de la mano de una acertada percusión, aunque acaba por hacerse algo larga por su escaso ritmo en sus seis minutos y medio de duración.
Un prometedor debut para esta banda a tener en cuenta por los seguidores del hard-sleazy europeo pero con claras influencias americanas.
Mariano Palomo