martes, 20 de mayo de 2014

ASFALTIKA "Rompiendo el Silencio"


(Duque Producciones)

Tras dejar atrás su faceta como banda tributo a Asfalto con la que se dieron a conocer hace ya unos años, los madrileños Asfaltika consolidan su producción e identidad propias con la salida de su segundo trabajo en estudio en menos de dos años. Un disco este “Rompiendo El Silencio” que, si bien se mueve más o menos por los mismos parámetros que se debut discográfico “Mundo de Cristal”, supone un paso adelante observándose una mayor compacidad en el desarrollo de los temas y en el sonido de los mismos.
Tras sufrir algunos cambios en su seno, la banda sigue estando liderada por su bajista y fundador Javi Canseco (ex Cuatro Gatos) que junto al vocalista José A. Alvarez continúan al frente de este proyecto al que se ha unido parece que ya de forma definitiva el gran Joaquín Arellano “El Niño” (Cuatro Gatos, Ñu, Mago de Oz, Muro) que se hace cargo de los tambores una vez más. Por su parte el guitarrista Ismael Gutiérrez aunque ha grabado el disco ya no pertenece al grupo, habiendo sido sustituido por el cantante David Requejado (Perfect Smile) que cambia el micro por las cuerdas. Por su parte Elena Alvarez aunque participa en la composición de algún tema ha dejado su puesto en la grabación de los teclados a Eduardo Ortiz.
Así pues, tras estas novedades y con la producción una vez más de Pepe Herrero, nos encontramos con trece cortes de heavy power melódico que se inician con “Desolación 3” una breve y melancólica intro de violín que enlaza con “El Día Después”, una composición épica y pegadiza con un ligero toque celta y oscuro en la que sus coros guerreros amortiguados rodean a unas buenas guitarras y a unos redobles marcados con precisión. Continuando en esta línea épica pero con una cadencia más pesada llega “Rompiendo el Silencio” de nuevo con los coros resaltando en una onda más dramática, que se torna barroca-progresiva con los teclados de Eduardo en “Amanecer” dentro de una línea más directa y ligera.
Con “Alzar El Vuelo”, se toman un pequeño respiro dejándonos un medio tiempo lleno de expresividad y emotividad con la participación de Tete Novoa (Saratoga) alternando su potente voz con la de José dando forma a uno de los temas más destacables e intensos del CD, rematado por un buen solo de guitarra de Ismael, que ofrece mayor sinfonismo junto al lirismo de las melodías de voz para envolver la teatral “El Sueño Mortal”, muy Cuatro Gatos pero algo más oscura y con menos teclados, que reaparecen con fuerza para adornar la bélica “Línea de Fuego” agresiva y afilada pero con buenos matices melódicos. Se densifica el sonido para “Un Día de Invierno” comenzando por unos sonidos de bajo cruzados con riffs de tinte progresivo que van subiendo de ritmo a golpe de batería y voces dentro de un ambiente sombrío pero con un mensaje positivo.
Continuando con ese toque progresivo, sobre todo en la guitarra de Ismael, pero dentro de una estructura bastante power “Lucha y Poder” supone un curioso ejercicio vocal con el enfrentamiento a modo de dueto entre José y la gran Gema Vau (Biosfear) al más puro estilo Pimpinela, suponiendo dentro de tanta épica un pequeño break que se prolonga en “Ven Hacia Mi” de esencia ochentera y hasta casi hard rockera con unas remarcables guitarras y unas fantásticas melodías de voz y teclados, otra de mis favoritas del disco.
En el final vuelve el espíritu guerrero y batallador con la cruda “Cruel Verdad” que se inicia tranquila para romper épica y acelerada afilándose en sus notas pero sin perder el gusto melódico, que se torna más cadencioso en la dramatizada “Oscuridad” salpicada de intensos ataques instrumentales entre rítmicos coros, que desaparecen para dejar que José luzca su potente y profunda voz en la bucólica “Ahora Toca Regresar” plena de evocador sentimiento astur.
Cierre bonito pero sombrío, como en general todo el disco que, aun estando bastante bien en lo que a composición e interpretación se refiere, creo que peca un poco de repetitivo por momentos con excesivas referencias musicales guerreras y épicas, aunque a nivel de textos no tenga nada de dragonero ni fantástico, ciñéndose a historias reales y cotidianas, algo que yo al menos prefiero.
Mariano Palomo

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