jueves, 9 de mayo de 2013

DEEP PURPLE “Now What”

(Ear Music / Edel Music)

Una de las leyendas vivas de la música mundial sigue en activo aumentando con cada uno de sus trabajos ese calificativo, a pesar de que últimamente no me habían atraído demasiado resultándome algo planos y carentes de chispa. Ahora a través de este “Now What” vuelven a llamar mi atención con una colección de composiciones vivas, elaboradas pero accesibles e impecablemente ejecutadas, en las que todos y cada uno de los miembros de la banda muestran por qué son algunos de los mejores músicos de la historia del rock.
Especial hincapié me gustaría hacer en la figura de Don Airey, que a pesar de haber participado ya en los dos trabajos anteriores del grupo (“Bananas” 2003 y “Rapture of the Deep” 2005), en este adquiere una dimensión espectacular dejando patente su sello a los teclados. Además este es el primer disco que Deep Purple graba tras el fallecimiento el año pasado del inolvidable Jon Lord, al que por su puesto está dedicado, respetando siempre su esencia clásica.
Sinfonismo, fuerza, virtuosismo, melodía, calidad, todo se aúna en la ejecutoria tanto de Airey, como de un sobresaliente Steve Morse que nunca acabó de llenarme (la sombra de Blackmore es muy alargada) pero que en este disco me parece impresionante, al igual que los incombustibles y siempre certeros Ian Paice a la batería y Roger Glover al bajo. Por su parte Ian Gillan cumple más que bien, con su personalísimo timbre de voz, sin necesidad de excederse en subidas ya inalcanzables, pero con el cuerpo y matices propios de uno de los referentes del rock de siempre.
El comienzo del CD es muy tranquilo con el arranque de “A Simple Song” haciendo que me temiera una sucesión de canciones excesivamente relajadas, pero afortunadamente a mitad del tema sus delicados sonidos de guitarra se rompen con profundos riffs y teclados setenteros espectacularmente sinfónicos dando cobijo a la voz de Gillan manejándose muy bien en unos tonos medios que me recuerdan un poco a la etapa “Perfect Strngers” pero sin subir tanto. Se acelera el ritmo manteniendo las texturas sinfónicas en la más hard “Weirdstan” en la que brilla la figura de Morse con su guitarra creando una atmósfera insinuante y embaucadora, que permanece impregnando las notas de “Out Of Hand”, sólida y melódica pieza con el inconfundible sello Purple.
La cosa se anima con el primer single del disco “Hell To Pay” un corte divertido y rockero con una gran melodía de voz alcanzando un estribillo claro y directo que se queda en la memoria sobre una exhibición más de la pareja Airey – Morse, responsables en buena parte también de la sencilla y pegadiza “Body Line” con una magnífica aportación de su técnica base rítmica dejando cierto regusto blues que se acentúa en la más pausada “Blood From Stone” en la que la guitarra de Morse acaricia y rasga recordando a Hendrix.
Vuelve el sinfonismo evocador, casi medieval en la envolvente “Above & Beyond”, una delicia de corte en el que mandan las teclas creando una ambientación suave pero con cuerpo, que se alarga en la más extensa “Uncommon Man” que comienza muy tranquila pero que va cogiendo altura con un sonido de percusión marca de la casa, mientras Airey se explaya con sus teclas, Morse con un buen solo y Gillan con su expresiva voz redondeando un señor temazo que bien podría formar parte de la banda sonora de cualquier película histórica o fantástica.
Giro más hard para la movida “Apres Vous” en la que siguen manteniendo retazos sinfónicos suaves, prolongados en el medio tiempo “All The Time In The World” delicioso tema lleno de encanto en el que la expresiva voz de Gillan acaricia junto a la guitarra de Morse, retomando el protagonismo los teclados eclesiásticos junto a unos logrados coros femeninos épicos para introducirnos en la teatral “Vincent Price” inquietante e intensa pieza de ambiente terrorífico que atrapa lentamente hasta desembocar en un tremendo solo de Morse.
Se cierra la obra con “It’ll Be Me” un entretenido tema rockanrolero a modo de bonus track para aligerar con su ritmo fresco y bailón a golpe de pianola, dejándonos un gran sabor de boca como colofón a este disco de Deep Purple que, sin llegar al nivel de sus grandes clásicos, sí es el que más me ha convencido de la última etapa post Blackmore.
Mariano Palomo

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