miércoles, 22 de mayo de 2013

TIMO TOLKKI’S AVALON “The Land Of New Hope”

(Frontiers / Mastertrax)

Una agradable sorpresa la que me he llevado con este nuevo proyecto en forma de metal opera del otrora guitarrista de Stratovarius. Y es que dado lo voluble e inestable del carácter del señor Tolkki cualquier cosa podría esperarse de su, por otra parte, innegable talento compositivo. Como suele suceder en este tipo de empresas la figura central suele rodearse de reputados colaboradores, y en este caso no iba a ser menos, comenzando por la cotizada vocalista Elize Ryd que tras despuntar con Amaranthe está siendo cada vez más solicitada y poniendo en este caso voz al personaje principal de la historia.
Una voz la de Elize que hay quien la pone al nivel de la consagrada Sharon Den Adel (Within Temptation) que aunque prácticamente de forma testimonial también participa en este disco, completándose la participación femenina con la operística voz de Magdalena Lee. Ponen el contrapunto masculino las potentes aportaciones de Rob Rock (Impelliteri), Russell Allen (Symphony X), Michael Kiske (Unisonic) y Tony Kakko (Sonata Arctica), teniendo más presencia los dos primeros, quedando con menor protagonismo los dos segundos, insertando su clase y poderío dentro de unas elaboradas pero accesibles composiciones dentro de las que se cuenta una esperanzadora historia post apocalíptica, aunque el nombre “Avalon” pueda hacernos pensar en un principio en la Edad Media.
En cuanto a la parte instrumental de guitarras y bajos se hace cargo el propio Timo Tolkki, contando para los teclados con Jens Johanson (Stratovarius), Derek Sherinian (Black Country Communion) y Miko Härkkin (Sonata Arctica), para la batería con Alex Holzwartz (Rhapsody of Fire), y para las orquestaciones con Sami Boman, realizando todos ellos una más que competente labor que da como resultado una decena de canciones que, salvo la pieza final que da título a la obra, no se exceden estérilmente en su duración resultando bastante entretenidas.
Comienza la aventura con “Avalanche Anthem” que contrariamente a lo habitual no es una intro instrumental, sino un temazo en toda regla donde, sobre una sólida base power metalera tremendamente melódica y lograda, una atmósfera fantástica creada por sus arreglos orquestales nos lleva a disfrutar de la alternancia vocal de Elize, Rob Rock y Russell Allen, con unos coros épicos majestuosos en su estribillo principal. Repite el trío vocal en “A World Without Us” más heavy y menos power, con unas magníficas guitarras crudas resultando directa y atractiva, y en la preciosa lenta “In The Name Of The Rose” en la que aparece la vena más lírica de Elize dentro de un bucólico entorno que se va endureciendo con las entradas de Rock y Allen, y sobre todo de la afilada guitarra de Tolkki.
Hay dos temas en los que Elize se queda sola para brillar resplandeciente, el primero la pegadiza y comercial “Enshirned In My Memory” oportunamente elegida para ser primer single y vídeo clip, con menor complicación instrumental para llegar con limpieza y claridad con todos los focos puestos sobre la vocalista aunque los detalles de guitarra también son muy interesantes. El segundo tema “I’ll Sing You Home” nos presenta de nuevo la cara más delicada y expresiva de la señorita Ryd dentro de un suave y lírico entorno que vuelve a crecer con emotividad por la irrupción lenta pero sangrante de la guitarra de Tolkki con un buen solo.
En la ligeramente gótica “Shine” Elize comparte protagonismo con Sharon Den Adel que deja su personal sello subiendo por encima de la orquestación que salpica el tema como nos tiene acostumbrados con su banda madre, y en este caso creando un interesante aunque no muy marcado contraste entre ambas voces, de nuevo con otro gran solo nada rebuscado de Timo Tolkki.
Si hubiera que elegir a un segundo protagonista de esta obra sería el encarnado por Rob Rock, ya que además de los citados, aparece en otros tres temas del disco, primero junto a Tony Kakko en “We Will Find A Way” épico corte de heavy melódico con unos buenos coros en su estribillo que suena totalmente a Avantasia como otros pasajes del CD, pero en este especialmente. Los otros dos tampoco se quedan atrás “The Magic of the Night” con un tempo más templado y con la voz de Rob Rock prácticamente narrando pero rompiéndose con potencia junto a unos equilibrados duelos de teclas y guitarras, y “To The Edge of the Earth” más épica todavía con mayor presencia de teclados y arreglos orquestales pero con un gran ritmo power metalero acelerado con una efectiva y técnica ejecutoria por parte de Alex Holzwartz y con un encanto melódico en sus líneas vocales que me recuerda a los mejores Angra.
Queda para el final la pieza más extensa del trabajo que además da título al mismo, “The Land of New Hope”, un complejo ejercicio de virtuosismo salpicado de atmósferas diversas comenzando épica y lenta para ir calentándose, subiendo y bajando de ritmo a golpe de power metal de su base rítmica con la inconfundible voz del gran Michael Kiske que afortunadamente parece definitivamente recuperado de sus devaneos modernitos de antaño, volviendo a demostrar una vez más por qué es uno de los vocalistas referentes absolutos dentro del heavy metal mundial.
Cierre majestuoso para un gran disco, prácticamente al nivel de los gloriosos Avantasia, que quizá peque de repetitivo en lo que a concepto musical se refiere, pero que está ejecutado con tal calidad por sus protagonistas que resulta complicado no disfrutar del mismo. Bien por Tolkki y compañía.
Mariano Palomo

THE POODLES “Tour De Force”

(Frontiers / Mastertrax)

Ya van quedando lejos los tiempos en los que estos “caniches” suecos irrumpieron por sorpresa en la escena del hard rock con el magnífico “Metal Will Stand Tall” que supuso una excelente carta de presentación del cuarteto escandinavo con un puñado de frescos y pegadizos himnos. Su sucesor “Sweet Trade” mantuvo el nivel siguiendo los mismos parámetros con unas cuidadas líneas vocales encabezadas por el pintón Jakob Samuel, unas magníficas guitarras a cargo de Pontus Norgren, y de nuevo una colección de asequibles y sólidas canciones.
Pero tras la grabación de este segundo disco Norgren abandonó el barco para enrolarse en Hammerfall siendo sustituido por el desconocido hasta entonces Henrik Bergqvist con el que ya graban un irregular “Clash Of The Elements” que, a pesar de bajar un peldaño en su conjunto, contiene alguno de los temas más celebrados en directo de la banda, notándose sobre todo un claro bajón en la calidad del trabajo de guitarras y un endurecimiento del sonido en general. Algo que se acentúa con el que es para mí su trabajo más flojo hasta la fecha “Performocracy” con una producción mucho más oscura y unas composiciones densas sin el brillo ni la positividad al que nos tenían acostumbrados, aunque ya iban dejando entrever por donde podían ir los tiros en su tercer disco.
Todo esto junto a algunas decepcionantes actuaciones en directo a las que he podido asistir, ha hecho que haya ido perdiendo el interés por esta banda que en sus inicios me llegó a enganchar bastante, por lo que no esperaba demasiado de este nuevo lanzamiento. Y de momento con “Tour De Force” no han conseguido reengancharme del todo, y eso que me parece que algo sí que mejora a “Performocracy” pero aún a una considerable distancia del mejor nivel de sus inicios.
Por lo menos se ve más variedad, alternando momentos puramente heavies con otros más melódicos y hard rockeros, siempre con una base rítmica sólida por la potente pegada del batería Christian Lundqvist y el buen hacer de Pontus Egberg en el bajo, dando sustento a unas melodías de guitarra más trabajadas y a unas voces no tan festivas y grandilocuentes pero sí bastante efectivas en general, aunque en ocasiones se pierden en algunos entramados excesivamente densos por momentos.
El comienzo con la enérgica y directa “Misery Loves Company” resulta bastante prometedor siendo sencilla y resultona con su alta carga guitarrera y su estribillo marca de la casa, refrendándose las buenas sensaciones con la sorpresiva “Shut Up!” con un riff inicial que recuerda inevitablemente al del “Hot For Teacher” de Van Halen creando un ritmo divertido muy marcado y contagioso. Baja el ritmo seguidamente con la más dura “Happily Everafter” con unas líneas de bajo muy a lo Marcel Jacob y una ambientación un tanto sombría iluminada en cierta manera por las subidas de voz de Jakob, que se agria en el inicio de “Viva Democracy” con unos riffs y arreglos a lo Pantera, sin llegar a la agresividad de Dimebag, dentro de un desarrollo pesado con toques melódicos creando un contraste que me deja un poco a medias.
Algo similar sucede con “Going Down” que navega entre dos aguas, parece que quiere arrancar enérgica y guitarrera pero acaba demasiado amortiguada por unas melodías actualizadas sin demasiado cuerpo, que recuperan un poco en la melancólica balada “Leaving The Past To Past” con buenos aportes de guitarra sobre una melodía de piano y voz correctas, agradable al oído pero un poco flojita.
Mejora un poco el panorama con la movida “40 Days And 40 Nights” a pesar de su base un tanto insulsa intuyéndose más de lo que finalmente muestra, como ocurre con el medio tiempo “Kings & Fools” que tiene unas buenas melodías vocales en estribillo y puente pero sin la pegada necesaria, eso sí, adornada por unos buenos arreglos y solo de guitarra de Henrik, que lo estropea un poco resultando más romo en la animada pero opaca “Miracle” tan melódica como hueca.
Vuelve a subir un poco el nivel con la curiosa “Godspeed” de ritmo cortado por riffs rasgados y grandilocuentes coros en su estribillo pero sin acabar de matar, algo que consiguen en mayor medida con la reconocible “Now Is The Time” que sin tanta complicación resulta más efectiva con la voz de Jakob sobresaliendo, para terminar con la arabesca “Only Just Begun” donde repuntan a base de líneas vocales muy melódicas sobre unos teclados y guitarras trabajados a pesar de su escaso ritmo.
La edición física en CD del trabajo se cierra a modo de curioso tema extra con “En For Alla For En”, un corte en sueco claramente orientado al gran público “eurovisivo” con una estructura y sonido muy pop pero en el que curiosamente algunas partes de guitarra son de las más duras del disco, y que es utilizada como canción oficial por el equipo nacional sueco de hockey sobre hielo en el mundial que se celebra este mes en Estocolmo. Como curiosidad no está mal y no desentona dentro del nivel general de este disco que, como decía, me convence algo más que su predecesor, pero que no me devuelve a los mejores momentos del grupo.
Mariano Palomo

martes, 21 de mayo de 2013

DARK MOOR “Ars Musica”

(Scarlet Records)

Dark Moor lo han vuelto a hacer, han vuelto a sacarse de la manga una nueva joya que no podía tener un título más idóneo y elocuente “Ars Música”. No me resisto a reivindicar una vez más el inmenso talento tanto compositivo como interpretativo de un genio como Enrik García, por muy manido que pueda resultar a estas alturas, pero es que este madrileño guitarrista, compositor, arreglista, en definitiva MUSICO, parece tener que hacer siempre el triple salto mortal, el más difícil todavía para recoger una mínima parte del reconocimiento que sin duda merece, en general mucho mayor allende nuestras fronteras, así nos va.
Por supuesto Enrik, aun siendo el alma de la banda, no puede hacerse cargo de todo, siendo también fundamentales para el impresionante desarrollo musical de la misma sus compañeros de fatigas conformando un sólido y dinámico entramado. Con la figura del vocalista Alfred Romero creciendo lanzamiento tras lanzamiento mostrando una fuerza y versatilidad al alcance de unos cuantos elegidos permitiéndose cantar en un amplio rango de tonos, timbres y colores, abarcando desde el lirismo al rock pasando por el metal. Por su parte Mario García al bajo y Roberto Cappa a la batería forman una de las parejas más sólidas y técnicas del panorama en la base rítmica que, sin perder nada de su fiabilidad y clase, me parece que en este disco suena algo menos rotunda y con menos protagonismo que en lanzamientos anteriores.
En todo esto mucho habrá tenido que ver la mano de productor habitual del grupo Luigi Stefanini, al que hay que añadir la participación de nuevo de la fantástica soprano Berenice Musa (Tears of Martyr) y de los indispensables aportes corales y orquestales bastante más épicos que clásicos respecto a ocasiones precedentes. Se redondea la obra con una espectacular portada a cargo de la artista brasileña Nathalia Suellen, tanto es así que la compañía ha querido hacer una tirada muy limitada en vinilo del disco para poder disfrutarla a lo grande.
Comienza el viaje a través de “Ars Música” con la intro orquestal que le da título con esos aires épicos pero tremendamente melódicos que predominan a lo largo del recorrido, enlazando con un magnífico tema como “First Lance Of Spain”, primera referencia a nuestro legado histórico que tan bien saben recuperar Dark Moor siempre en sus discos (¿por qué hay que hablar siempre de dragones y de tíos bajitos de pies peludos?) Musicalmente hablando el tema es un pelotazo, melódico, directo, con un ritmo power claro pero nada machacón haciéndose ligero sin perder nada de esencia ni fuerza con un Alfred superlativo, y un Enrik cristalino y punzante en sus guitarras, mientras que coros y orquestación guerreros lo rodean todo.
Sorprenden a continuación con un corte más rockero en su melodía central, pero siempre con la presencia orquestal y sinfónica marca de la casa aunque aquí más en segundo plano, creando lo que bien podría ser un single más “comercial” y asequible con la voz de Alfred menos exigida y con la instrumentación más desnunda resultando emocionante guiada por su envolvente estribillo. Vuelven los Dark Moor más power metaleros y grandilocuentes con “The Road Again”, escogida como primer single manteniendo los parámetros que han hecho reconocible el sonido de la banda, ritmos vivos y cortados, voces expresivas y profundas, dramatizados arreglos orquestales y una guitarra que habla en manos del señor García.
Se mantiene el nivel con la intensa “Together As Ever” una composición poderosamente romántica en la que una ambiental orquestación impregna su elocuente melodía de voces casi fabuladas, rompiéndose en su parte central con un duelo de piano y guitarra de altura, para retomar caminos más power sinfónicos con la más orquestada “The City Of Peace” que conquista con su ritmo más heavy con una sucesión de escalas de guitarra y bajo más barrocas con un ligero sonido de hammond en segundo plano, mientras Alfred y Berenice siguen exhibiendo su potencial lírico. Aunque donde alcanzan sus mayores cotas de emotividad es en la balada “Gara And Jonay”, nueva referencia a las leyendas españolas, en este caso canaria, y en la que su inicio de piano y voz a lo Queen deja una estela mágica que completa un solo de guitarra de Enrik que acaba poniendo los pelos de punta a cualquiera que tenga un mínimo de sensibilidad.
Cambio de registro radical para llevarnos hasta la teatral “Living in a Nightmare” el tema más rotundo y dramático del disco con la voz de Alfred muy engolada en clave de barítono respaldada por unos pomposos coros y un ritmo power más agresivo y acelerado, creando unos buenos contrastes de guitarra y orquestación de nuevo con el bajo de Mario marcando unas buenas líneas rítmicas. Baja la velocidad pero aumenta la emotividad y el preciosismo con la histórica “El Ultimo Rey” maravilloso homenaje a Granada en la voz gaditana de Alfred con sus aires andalusís elevados por una impresionante orquestación que nos lleva hasta los muros de la Alhambra con Boabdil entregando las llaves de la ciudad a los Reyes Católicos. Único tema en español del disco y que ha sido de los que más ha seducido, como me sucedió con “La Canción del Pirata” de su anterior LP “Ancestral Romance”.
Vamos llegando al final con “Saint James Way” más power melódico, muy melódico y lírico de hecho, marcado por sus marciales golpes de voz de Alfred y Berenice y por una nueva clase de guitarra de Alfred, que se explaya a continuación con otra de sus buenas costumbres como es la de homenajear, y en muchos caos descubrir para el gran público, a compositores clásicos españoles como ya hiciera en anteriores entregas con los maestros Falla o Rodrigo. En este caso nos regala una maravillosa revisión de “Spanish Suite (Asturias)” pieza clave del genial Isaac Albéniz en la que el giro más metalero pero siempre preciosista de las guitarras queda complementado con su grandilocuente orquestación creando pura magia para los oídos. A alguno le sonará porque gente como The Doors o Iron Maiden incluyen retazos de esta composición en “Spanish Caravan” y en “To Tame a Land” respectivamente.
El cierre lo ponen una suave y delicada versión acústica de “The Road Again” mucho más tranquila pero igualmente embrujadora, y otra orquestal de “Living In a Nightmare” casi aun más inquietante y teatral que la cantada, siendo ambas otro par de deliciosos complementos para rematar un disco sencillamente impresionante. Una Obra de Arte con mayúsculas de uno de los mejores grupos de nuestra historia.
Mariano Palomo

viernes, 10 de mayo de 2013

BURNING RAIN “Epic Obsession”

(Frontiers / Mastertrax)

Nueva banda de culto que regresa después de un montón de años de inactividad. En este caso hablamos del proyecto del guitarrista Doug Aldrich, conocido sobre todo por su labor desde hace tiempo en Whitesnake pero que ya dejó su huella anteriormente en proyectos como Lion, Bad Moon Rising o Hurricane, e incluso trabajando durante una breve etapa con Dio.
Junto al rubio hacha norteamericano lidera la banda un competente vocalista prácticamente desconocido que responde al nombre de Keith St. John y que estuvo en los hard rockeros underground Medicine Wheel antes de formar Burning Rain junto a Aldrich con registrando dos interesantísimos discos en 1999 y 2000.
Los dos protagonistas principales del grupo se mantienen pero para este “Epic Obsession” han renovado completamente la base rítmica entrando en la formación el bajista Sean McNabb (House of Lords, Dokken, Quiet Riot, XYZ, Great White, Rough Cutt) y el batería Matt Starr (Ace Frehley) participando también como invitados a los tambores Brian Tichy (ex compañero de Aldrich en Whitesnake) y Jimmy D’Anda (ex Bullet Boys). Todos ellos aportan un grado más de crudeza y pegada respecto a los discos anteriores de la banda, sin dejar de lado la melodía, pero con ese toque polvoriento al punto justo de suciedad que lo hace de lo más atractivo.
Empiezan a convencerme con la enérgica “Sweet Little Baby Thing” de ritmo marcado y rotundo con unas incendiarias guitarras de Aldrich y con la potente y melódica voz de St. John mandando, barnizándolo todo de una ligera capa sureña. Más crudeza aún muestran en la no menos adictiva “The Cure” arrogante con una mayor distorsión pero con ese mismo rollo melódico en este caso más ochentero, al igual que la dinámica “Till You Die” algo más sucia de trabajadas guitarras y apasionada voz, que continúa transmitiendo con feeling en el medio tiempo electroacústico “Heaven Gets Me By” tremendamente expresiva rasgando con clase y arte tanto la cuerdas vocales como las de nylon.
Vuelve la caña, y de qué manera, con la rotunda “Pray Out Loud” en la que destacan sus magníficas melodías vocales llenas de potencia y matices, además de sus guitarras y ritmos zeppelinescos endurecidos (como en casi todo el disco), para volver a terrenos más calmados con “Our Time Is Gonna Come” brillando voces y guitarras en un entorno más noventero con algunos detalles de teclas a lo Whitesnake más recientes, y con la muy melódica “Too Hard To Break” más ligera y con mucho sentimiento.
Seguimos en esta montaña rusa para subir de marcha en la intensa “My Lust Your Fate” incendiario y altamente distorsionado corte desarrollado a golpes de voz y caja, para volver a bajar con la atormentada balada “Made For Your Heart” donde resalta la profunda voz de St. John de nuevo llena de expresividad. Recuperan el ritmo vivo con “Ride The Monkey”, brillante y dinámico ejercicio guitarrero con partes pesadas y melódicas sobre todo por las voces de su estribillo, con un punto más oscuro y macarra.
Aires más clásicos y setenteros en la atemperada “Out In The Cold Again” intensa y de sonido gordo lleno de esencia con un punto tórrido por sus arreglos de guitarra, seguramente de doce cuerdas, al más puro estilo Page, relajándose una vez más con la agradable balada “When Can I Believe In Love” correcta y emotiva pieza que cierra el disco en su formato “estándar”. Para la edición europea han incluido dos temas extras, una fiel aunque algo endurecida versión de la mágica y envolvente “Kashmyr” de Led Zeppelin (se nota que no les gustan casi) y otra en formato acústico de la citada “Heaven Gets Me By”, algo más tranquila que la primera únicamente con voz y acústicas.
Buen colofón para un interesantísimo regreso de Burning Rain largo tiempo anunciado que hasta que Doug Aldrich no tenido un hueco en su apretada agenda junto a Coverdale no ha podido ver la luz, pero creo que ha merecido la pena la espera. Por cierto que también han aprovechado para re-editar sus dos primeros discos con un par de bonus tracks cada uno, completando un tres por uno muy interesante para los seguidores del grupo y sobre todo para descubrírselos en su integridad a los que todavía no les conocieran. Si te gustan grupos como Badlands, Lynch Mob, Blue Murder, y por supuesto Led Zeppelin o los últimos Whitesnake, creo que pueden ser muy de tu agrado.
Mariano Palomo

jueves, 9 de mayo de 2013

DEEP PURPLE “Now What”

(Ear Music / Edel Music)

Una de las leyendas vivas de la música mundial sigue en activo aumentando con cada uno de sus trabajos ese calificativo, a pesar de que últimamente no me habían atraído demasiado resultándome algo planos y carentes de chispa. Ahora a través de este “Now What” vuelven a llamar mi atención con una colección de composiciones vivas, elaboradas pero accesibles e impecablemente ejecutadas, en las que todos y cada uno de los miembros de la banda muestran por qué son algunos de los mejores músicos de la historia del rock.
Especial hincapié me gustaría hacer en la figura de Don Airey, que a pesar de haber participado ya en los dos trabajos anteriores del grupo (“Bananas” 2003 y “Rapture of the Deep” 2005), en este adquiere una dimensión espectacular dejando patente su sello a los teclados. Además este es el primer disco que Deep Purple graba tras el fallecimiento el año pasado del inolvidable Jon Lord, al que por su puesto está dedicado, respetando siempre su esencia clásica.
Sinfonismo, fuerza, virtuosismo, melodía, calidad, todo se aúna en la ejecutoria tanto de Airey, como de un sobresaliente Steve Morse que nunca acabó de llenarme (la sombra de Blackmore es muy alargada) pero que en este disco me parece impresionante, al igual que los incombustibles y siempre certeros Ian Paice a la batería y Roger Glover al bajo. Por su parte Ian Gillan cumple más que bien, con su personalísimo timbre de voz, sin necesidad de excederse en subidas ya inalcanzables, pero con el cuerpo y matices propios de uno de los referentes del rock de siempre.
El comienzo del CD es muy tranquilo con el arranque de “A Simple Song” haciendo que me temiera una sucesión de canciones excesivamente relajadas, pero afortunadamente a mitad del tema sus delicados sonidos de guitarra se rompen con profundos riffs y teclados setenteros espectacularmente sinfónicos dando cobijo a la voz de Gillan manejándose muy bien en unos tonos medios que me recuerdan un poco a la etapa “Perfect Strngers” pero sin subir tanto. Se acelera el ritmo manteniendo las texturas sinfónicas en la más hard “Weirdstan” en la que brilla la figura de Morse con su guitarra creando una atmósfera insinuante y embaucadora, que permanece impregnando las notas de “Out Of Hand”, sólida y melódica pieza con el inconfundible sello Purple.
La cosa se anima con el primer single del disco “Hell To Pay” un corte divertido y rockero con una gran melodía de voz alcanzando un estribillo claro y directo que se queda en la memoria sobre una exhibición más de la pareja Airey – Morse, responsables en buena parte también de la sencilla y pegadiza “Body Line” con una magnífica aportación de su técnica base rítmica dejando cierto regusto blues que se acentúa en la más pausada “Blood From Stone” en la que la guitarra de Morse acaricia y rasga recordando a Hendrix.
Vuelve el sinfonismo evocador, casi medieval en la envolvente “Above & Beyond”, una delicia de corte en el que mandan las teclas creando una ambientación suave pero con cuerpo, que se alarga en la más extensa “Uncommon Man” que comienza muy tranquila pero que va cogiendo altura con un sonido de percusión marca de la casa, mientras Airey se explaya con sus teclas, Morse con un buen solo y Gillan con su expresiva voz redondeando un señor temazo que bien podría formar parte de la banda sonora de cualquier película histórica o fantástica.
Giro más hard para la movida “Apres Vous” en la que siguen manteniendo retazos sinfónicos suaves, prolongados en el medio tiempo “All The Time In The World” delicioso tema lleno de encanto en el que la expresiva voz de Gillan acaricia junto a la guitarra de Morse, retomando el protagonismo los teclados eclesiásticos junto a unos logrados coros femeninos épicos para introducirnos en la teatral “Vincent Price” inquietante e intensa pieza de ambiente terrorífico que atrapa lentamente hasta desembocar en un tremendo solo de Morse.
Se cierra la obra con “It’ll Be Me” un entretenido tema rockanrolero a modo de bonus track para aligerar con su ritmo fresco y bailón a golpe de pianola, dejándonos un gran sabor de boca como colofón a este disco de Deep Purple que, sin llegar al nivel de sus grandes clásicos, sí es el que más me ha convencido de la última etapa post Blackmore.
Mariano Palomo

martes, 7 de mayo de 2013

U.D.O. “Steelhammer”

(AFM / Avispa)

U.D.O. ha vuelto. Después de mucho tiempo de sacar discos que, sin ser un desastre, me parecían bastante repetitivos, mecánicos y plomizos, el Sr. Dirkschneider y su renovada tropa multinacional vuelven a la carga con un nuevo trabajo repleto de energía, crudeza y actitud, sin olvidar un potente y nítido sonido, que nos transporta a los mejores tiempos del vocalista germano tanto en solitario como con Accept.
Aparte del abandono prácticamente total de los sonidos industriales que proliferaban últimamente en las producciones del grupo, supongo que mucho tendrá que ver en esta frescura recuperada la entrada en la banda a las guitarras del ruso Andrey Smirnov y del finlandés Kasperi Heikkinen, desconocidos para el gran público hasta ahora, sustituyendo con muy buen nivel al eterno compañero de Udo desde los tiempos de Accept, Steffan Kaufmann, y al más inquieto Igor Gianola últimamente con Jorn. La base rítmica sigue tan sólida y competente como de costumbre con la pareja formada por Fitty Weinhold al bajo y Francesco Jovino a la batería.
Me resulta complicado encontrar un trabajo de U.D.O., “Animal House” aparte, que me de primeras me haya llegado con la facilidad y convicción de este “Steelhammer”. Desde que se abre con el tema título empieza a atraparme con sus riffs clásicos y punzantes mezclándose con un reiterativo estribillo guerrero marca de la casa, una fórmula tan recurrente como eficaz que a golpe de himno repiten en otros cortes como la afilada rítmica “Metal Machine” que tiene pinta de funcionar muy bien en directo con sus coreos de manual, o la más pesada pero igualmente eficaz “Devil’s Bite” en la que todavía queda un mínimo rastro industrial, que desaparece por completo en la dinámica “Death Ride” brillante por sus guitarras y su poderoso estribillo.
No le van a la zaga en cuanto a intensidad y pegada la marcial “Time Keeper” rodeada de un halo misterioso que llega casi a ser angustioso en algunos arreglos vocales, la interesante “Never Cross My Way” muy melódica aunque algo lineal, la sencilla “Take My Medicine” cañera, melódica pero agresiva con Udo pletórico, como lo está en la rápida y contundente “Stay True” en este caso con la ayuda de unos coros claros y desafiantes doblando el estribillo que comparte protagonismo con un buenísimo trabajo de guitarras una vez más.
También hay temas más densos, de cadencia más pesada, como la inquietante “A Cry Of A Nation” de buen nivel musical pero escaso ritmo, la más plana “King Of Mean” atravesada por un incisivo solo de guitarra, el sinuoso medio tiempo “When Love Becomes a Lie” donde contrastan con acierto la agria voz de Udo con unos coros y guitarras más melódicos, la lenta “Heavy Rain” resuelta a base de voz y piano suave con arreglos mínimos, o la final “Book Of Faith” que es la que menos me ha convencido haciéndoseme excesivamente espesa y tétrica, arreglos orquestales incluidos.
Dejo para el final “Basta Ya”, un tema que, además de por su cada vez más vigente y manido mensaje contestatario contra el poder, tiene pinta de convertirse en uno de los himnos imprescindibles del grupo en los territorios de habla hispana. Compartiendo voces el titular con el invitado Víctor García (Warcry) cantan a dúo en español un tema directo, rotundo, clarísimo y lleno de rabia que hará las delicias de los fans del heavy metal clásico. No es la primera vez que Udo canta en nuestra lengua, pero en esta ocasión le veo especialmente fino empastando bastante bien con la voz de Víctor.
Con todo lo expuesto sólo os queda esperar al 24 de mayo para haceros con este gran trabajo de una de las figuras fundamentales de nuestro rollo al que, sinceramente, ya daba casi por amortizado. Bien por Udo.
Mariano Palomo