lunes, 6 de agosto de 2012

BLACKMORE’S NIGHT “A Knight In York”

(UDR-EMI / Avispa)

Cuando en 1997 Ritchie Blackmore y Candice Night publicaron su debut debut discográfico, aquel sorprendente en su momento “Shadow Of The Moon”, la verdad es que me pareció un disco bastante interesante, original, con clase y talento, pero según fueron sucediéndose lanzamientos posteriores empecé a aburrirme de tanto sonido medieval y renacentista, que como broma de un par de discos o tres está bien, pero ya con alrededor de una decena de lanzamientos con directos, DVDs, discos navideños y demás, la cosa ya ha pasado de castaño oscuro.
Porque los fans de Rainbow o Purple, el que más y el que menos, esperábamos que al Hombre de Negro se la pasara la fiebre juglaresca y que volviera a juntar a la banda del Arco Iris o que regresara a Deep Purple, pero por lo que se ve su rubia esposa le tiene más atrapado de lo que sería deseable para sus fanáticos más añejos.
Así que hace bastante tiempo que me había desentendido casi por completo de la carrera de mi guitarrista favorito junto a su compañera de viaje, pero ahora llega a mis manos un nuevo directo de la pareja que recoge su actuación en el Grand Opera House de York, en pleno corazón de Inglaterra como marco de lo más apropiado para desarrollar su propuesta musical.
Y una vez escuchado este CD, también publicado en DVD, creo que podíamos aplicar la famosa frase de Fray Luis de León tras volver a dar clase tras un largo cautiverio “Como decíamos ayer”, porque lo que encontramos es perfectamente trasladable a cualquiera de los directos de Blackmore’s Night, Candice con su preciosa voz como protagonista principal, Blackmore dejando algún detalle guitarrero que nos hace albergar la esperanza de que algún día retome su carrera hard rockera, y un montón de instrumentos propios del floklore del Medievo y el Renacimiento.
A todo esto sonando muy bien, e incluso resultando bastante ágil y divertido por momentos, sobre todo en la primera parte del disco con temas como “Locked Within’ The Crystal Ball” de inicio bucólico haciéndose cada vez más festiva combinando instrumentos de viento similares a la dulzaina a cargo de Minstrel Albert y guitarras acústicas cambiando de ritmo en su más de ocho minutos de desarrollo.
Por la misma senda transcurren, previo paso por la suave balada “Gilded Cage”, la inicialmente pesada “The Circle” que se anima sobremanera con la irrupción de la batería de Malcom Dick y sobre todo de la guitarra eléctrica de Blackmore que se marca un gran solo rockero que nos lleva a su mejor etapa creativa, como sucede en la más animada aun “Journeyman” donde prolonga su solo como únicamente él sabe.
Tras estas licencias eléctricas, nueva pieza lenta “World Of Stone” con Candice luciendo, para entrar luego en una parte que aunque bastante animada y fiestera sigue dejándome con ganas de más Fender Stratocaster, con temas como “The Peasant’s Promise” teniendo bastante protagonismo para el violín de Elisabeth Cary invitando a la danza, y más todavía en “Toast To Tomorrow” de aire zíngaro a ritmo de polka con la participación de una segunda voz masculina, que también aparece en la extensa “Fires At Midnight” donde se combinan multitud de elementos medievales y folklóricos.
Continua el disco con un par de temas tan bonitos como carentes de ritmo, caso de la romántica “Barbara Allen” y de la melancólica renacentista “Darkness”, que da paso a la más animada instrumental “Dance Of The Darkness”, cayendo de nuevo en el bucolismo en la relajada “Dandelion Wine” que coge algo más de intensidad al final.
Termina el CD con la alegre y bailable “All The Fun Of The Fayre” perfectamente encuadrable en las celebraciones cualquier corte medieval, para rematar con una profunda y espiritual versión de “First Of May” de Bee Gees que resulta cuanto menos curiosa como cierre.
Salvo por este último detalle, prácticamente nada nuevo bajo el Sol, un trabajo entretenido, fácil de escuchar, pero que como decía al comienzo acentúa aun más la añoranza de mis adorados Rainbow, como sucedáneo de York no está mal, pero él pata negra es el pata negra.
Mariano Palomo

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